Esta mañana al salir en busca de bayas, grosellas y un poco de leña
Me percaté de una hazaña
Mi asombro fue que en aquel árbol seguía ese nido
Sí, el mismo, indiferente, frondoso y tupido
Habían pasado otoños e inviernos, lluvias y cierzos
-Cientos de vientos- que se llevaban las hojas consigo
Pero, un año tras otro, como a un monasterio en el aire
Nuevos pájaros acudían a él en busca de abrigo
Hoy, violentos vientos cruzan como una estampida de almas
Sacudiendo el árbol, calvo y famélico, que danza y se dobla
Pero en el centro, engastado en sus ramas
Como un enorme corazón de mimbre, se aferra la hermosa obra
¿Qué genial arquitecto erigió tan perfecta escultura
Que por más que el tiempo intenta desdibujarla perdura y perdura?
Ese mismo tiempo barrió también mi tristeza
Serenó mi pasón y desgajó el rencor, pero no su carga
Pues una bandada de negros recuerdos vuelve para desenterrar del olvido
Los huesos roídos de la memoria hasta resucitarla:
Y no es otra que la horrible imagen del dolor que un día causaste, amor mío
Y que ha hecho para siempre su nido en mi alma
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Quarcissus
PoetryEs la historia de un héroe profundo De esos héroes sin capa ni espada Que cargó la gárgola de la nada Y a hombros del alma las penas del mundo Reflejó lo oscuro del Ser inmundo