Sex Instructor (adaptación)

Capítulo 5

Sex instructor
Capítulo 5
- Espera.- Dijo y separo su pene de ni feminidad. Corrió hasta a un montó de ropa que estaba en la esquina del cuarto. Y metió su mano al pantalón. Saco un plástico con forma cuadrada: un condón. Lo saco cuidadosamente y lo coloco a lo largo de esa bonita ereccion.  -Listo - dijo mientras se dirigía a mi.
Se colocó nuevamente encima de mi y beso la comisura de mis labios. Cerré los ojos. Sólo quería disfrutar de esa nueva sensación. Su mano se posó en mi espalda baja y empujo mi coxis hacia el y beso mi cuello. Sus movimientos eran suaves, llenos de cariño. Aunque el no lo sintiera, podía notar la intención de sus caricias, quería que fuera especial, me quería complacer. Sentí su masculinidad tocando mi parte intima. Entró en mi lentamente. Saco un suspiro cuando por fin pudo meterlo todo. Apreté mis párpados Ante el dolor. Suspire. Christopher puso sus manos en mi cabello y comenzó a acariarlo.
- ¿Te duele mucho? - Me pregunto mientras dejaba un pequeño beso en uno de mis párpados. Abrí los ojos, el me miraba con mucha ternura.
- No, sólo un poco. - Admití.
- Lo haré lento, no quiero que te atormentes.
Volví a cerrar los ojos y sentí como metía y sacaba su miembro. Lo hacía lento. El dolor me hizo apretar el antebrazo de Christopher. Beso mis labios delicadamente y volvió a hacer lo mismo una y otra vez, hasta que la entrada y la salida fuera más fácil y menos dolorosa para mi. Mi parte intima ya no sufría tanto como antes. Una parte de mi cuerpo empezó a sentir una descarga electrica. Tenía la necesidad de que Christopher lo hiciera más rápido. Lo necesitaba, abrí los ojos y vi los gestos de placer de mi profesor. 
- Más rápido.
- Oh, ya quería que lo pidieras. - Gruñó.
Se inclinó más a mi y empezó a hacer movimientos más rápidos y bruscos. Sentí como su miembro se puso duro y caliente dentro de mi. Posó sus manos es mis muslos y fue aún más adentro. Mi espalda se arqueo y solté un grito.
- ¿Estás bien? - Pregunto Christopher preocupado.
- Siento que.. Dios mio... ¿Qué es esto? - Pregunté asustada ante la nueva sensación que mi cuerpo experimentaba. Empecé a temblar y Christopher sonrió de lado. Siguió con sus movimientos.
Gritó junto conmigo y dejo caer su cuerpo al lado mío.
- Se llama orgasmo. pasa después de que el cuerpo se ha exitado completamente, casi nunca hay orgasmos compartidos. - Sonrió y saco su miembro de mi feminidad. La acarició con sus dedos y me hizo estremecer.
- ¿Acabamos de compartir un orgasmo? - Suspiré. Lleve mi mano al frente pasandola por mi rostro para limpiar el rastro de sudor que había.
- Así es. Ahora recuéstate. Dijo y dio palmadas al lugar vacío en la cama.
Me recosté junto a él. Me beso e hizo que me recordará en su regazo.
- Estuviste increíble - Soltó.
- Estoy cansada.
- Duerme
- ¿Te irás? - Pregunté somnolienta.
- No, me asegurare de que descanses un poco. Cuando despiertes tengo que enseñarte otras técnicas. - Me guiño el ojo.
Sonreí y cerré mis ojos. Caí dormida rápidamente.
Desperté y sentí los brazos fornidos de Christopher. Levanté mi rostro. El estaba viendo su celular.
- Buen día. -Dijo.
- Buen... - Me levanté rápidamente, dirigí ni mirada al despertador. 23:54. Tonto.
- Era una broma preciosa, pensé que por ser más joven lo entenderías.
Bloqueó su celular y lo puso en el buró.
- ¿Lista para tu primera clase? - Preguntó entusiasmado.
- ¿De que hablas?
- Te voy a enseñar unas cuantas cosas del sexo.
- ¿Hoy? - Pregunté confundida.
- Pues, si ya estamos aquí. - Vaciló.
Me separé de él y asentí. Sonrió de lado y me miró los senos.
- ¿Haces ejercicio?
- ¿Por que la pregunta? - arqueé una ceja y me acerqué a él.
- Es que tienes un cuero realmente tentador. Si no supiera tu edad juraría que tienes 22. - Regreso su mirada a Mi rostro y acarició mi muslo. - Voy a enseñarte a seducir un hombre y llevarlo a la cama. Necesito que te vistas. - Me ordenó.
- ¿Vestirme?
- No querrás saber lo que haré si sigo viéndote desnuda. - Mustio.
Solté una risita y me levanté de la cama, comencé a vestirme al igual que el. Cuando estuvimos listos bajamos y se adentró a la cocina.
- Bien, ¿Sabes actuar?
- Tomé unas cuantas clases en séptimo grado. -Recorde.
- Perfecto. Yo me quedaré aquí y te quedarás en la sala. Intentado convencerme de querer hacerce un oral.
- ¿Qué? - Exclamé.
- Escuchaste bien, ahora muévete. - Me di la vuelta y Christopher me pego una nalgada.
Me senté y vi como Christopher sacaba jugo de la nevera. Cruce mis piernas y Suspiré cansada. Tomé la revista que estaba en la mesa y empecé a hojear. Miré de reojo a Christopher, estaba de nuevo en su celular. Lami mis labios y lo mire de arriba a abajo. Me levanté decidida, solté mi cabello dejando que su perfume se fuera impregnado en el aire.
- Disculpa - Tosi. Christopher seguía mirando su celular. - ¿Puedo sentarme? 
- ah, aja.  - Dijo desinteresado.
- ¿Dónde conseguiste ese cinturón?
- oh, en una tienda.
- No he dejado de observar la hebilla, se ve tan... Gruesa. - Le sonreí provocadora, al fin conseguí que me mirará.
- ¡Aburrido! Cualquier otro hombre hubiera dicho: nena, por favor, ve a tomar tu leche y vete a dormir. No molestes.
- Pero...
- Tus palabras tienen que ser carnada, provocadoras, tentadoras. No aburridas y agobiante. - Guardó su celular.
- ¿Qué digo?
- Siéntate, ahora yo te provocaré a ti.
Tomo otro sorbo de jugo y se fue a la sala. Mientras yo me senté y le robe un poco de jugo. Me quedé mirando el líquido naranja con cada vuelta que le daba al vaso. Dejaba un rastro de su pulpa y volvía a bajar.
- Te he estado observando. Eso que haces... Lo del vaso. ¿Tiene que ver con algo psicológico o sólo necesitas compañía? - alce la vista, estaba mirando mis labios. Provocandome.
- Me gusta la soledad.
- ¡A mi también me gusta! Podríamos compartir juntos esa soledad. - Le sonreí, en verdad sabía lo que hacía. - Christopher Vélez. - Extendió su mano y la entrelazó con la mía.
- ____ Ramírez. - tomo mi mano y sonrió. Se sentó en frente de mi y comenzó a hablar.
- Tienes unos ojos preciosos.
- Gracias, los tuyo también son lindos.
- pero me gusta más tu pantalón, se ajusta a tus piernas. Es imposible no mirarte.
Sentí como la sangre bombeaba más a prisa.
- No te ofendas, pero quien sea el afortunado debe cuidarte.
- ¿Por que lo dices? - Hice una mueca.
- Si no fuera por mí reputación, te hubiera llevado a mi cama desde el instante en que te ví entrar.
- ¿Ah si? - Me acerqué a él. Sentí su respiración chocar con mis mejillas.
- Lo haría ahora mismo, sólo si tu quisieras.
- ¿Qué pasa si digo que no?
- Vamos ____, ninguna chica se resistirá a ir a la cama conmigo.
Se acercó más a mi, respiré su aliento fresco y dulce.
- mi turno.
Ahora si lo haría caer. Tenía la técnica perfecta: contacto físico.