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Vestido, listo. Salón, listo. Invitados, listos. Comida, lista. Acompañante, lis... ¡Esperen, no!

¿Cómo que todas mis amigas y hasta esos invitados de relleno tienen pareja menos yo? Yo, la cumpleañera, la que debería entrar acompañada... ¡Voy a estar sola!

—¡Mamáaaa! —chillo corriendo hacia la habitación de ella.

—¿Y ahora qué pasa, Cielo? —interroga con tono paciente.

—¡Dame tu teléfono, ahora! Necesito una pareja de baile para mi fiesta de quince y no tengo a nadie. Me maté con la dieta para entrar en el vestido, recorrí todo para el lugar perfecto, comí en cada degustación, pero me olvidé de lo más importante. ¡Mi pareja!

—¿No tenías un primo viviendo en el norte? ¿Cómo se llamaba? Mmm, Octavio.

Abro los ojos desmesuradamente. ¡Ni loca voy a entrar del brazo de mi primo y mucho menos con ese! Se supone que en la familia siempre hay un primo lindo, o por lo menos pasable, ¡pero este es todo lo contrario!

Su rostro está lleno de grasa, montañas de pus, granos cargados de sangre y su pelo crespo siempre huele a gallina y caca de vaca. Su aliento con aroma a ajo y dientes amarillos me provocan desmayos. Me da arcadas con solo pensarlo.

—Es tu única opción —agrega mamá con expresión de lástima.

Suspiro porque tiene razón, Octavio Séptimo Sexto es mi única oportunidad para no entrar sola a mi propia fiesta.

¿Los granos? Se van con una buena crema anti-acné. ¿El olor del pelo? Nada que estar lejos del campo y un buen baño no arreglen. ¿El aliento? Y... mucho enjuague bucal, cepillo y pasta dental. ¡Va a quedar hecho un príncipe!

Averiguo en internet cómo es el prefijo de su provincia y marco el número. Mi mano tiembla mientras el tono suena.

—¿Diga? —dice una voz ronca del otro lado de la línea. Trago saliva y aclaro mi voz.

—Hola, soy Cielo Sexto —anuncio—. La hija de Camilo Sexto. ¿Está Octavio?

—¡Hooola, mija! Soy tu tío Segundo, ya te paso con Octavio.

Se escucha un grito que me perfora el tímpano.

—Aquí habla Octavio —dice una voz tímida.

—Hola, primo. Necesito tu ayuda. ¿Querés ser mi pareja de baile para mis quince? —cuestiono directamente.

Comienzo a caminar por toda la sala rezando internamente para que diga que no, pero responde lo contrario y no puedo evitar trastabillar a causa de la sorpresa, cayendo de lleno en el colchón donde duerme mi gato, aplastando su pequeño cuerpito y ganándome un rasguño como castigo.

—¡Miéeeer... coles! —grito para no insultar.

—¿Necesitas que esté allá pa'l miércoles? Bueno, sin problema. ¿Pero puedes pagarme el viaje?

—Sí, el miércoles tenés que estar acá. Y te pido otro favor, comprate una crema para los granos y tratá de explotarlos durante toda la semana antes de venir. Date un baño y enguajá tus dientes. —Me quedo en silencio y siento que fui muy cruel—. Lo digo por tu bien, por tu salud, primo. Mi papá te va a hacer llegar el pasaje.

—¿Puede ir mi acompañante? —interroga. Hago una mueca.

—Sí, pero va a quedar sola porque vos vas a ser mi pareja. Recordá que es San Valentín también.

—Está bien, lo va a entender. Eso sí, no te aseguro del todo que vaya, por las dudas llama a otro hombre.

Chasqueo la lengua, me dirijo a mi habitación y me tiro a la cama mientras tecleo un mensaje para mi mejor amiga.

Cielo

Brenda. Necesito ayuda. No tengo pareja y no sé qué hacer, invité a mi primo feo que viene del norte. Voy a llorar.

A los dos minutos, mi celular vibra y leo el mensaje una y mil veces.

Brenda

Fácil, Cielo. Tenés una semana para tu cumple y a la vez para San Valentín. ¿Qué te parece hacer un casting de chicos llamados Valentín? Si ves dos por día, para tu cumple ya viste a catorce y me imagino que ya tendrás al candidato ;)

Cielo

¡Pero Valentín no es un nombre muy común en esta ciudad, Bren!

Brenda

Tranquila, vas a ver que van a caer del cielo como si fuesen cupidos :D

Suspiro y hago una mueca de cansancio. Si no me queda otra...

Cielo

Operación Valentín en marcha.

Quince ValentinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora