4

193 48 15
                                    

¡No puedo creer que todavía no tengo a nadie con quién ir! Hoy, al ser miércoles, es el último día de casting que tengo.

Treceavo Valentín 

El chico entra con un traje impecable, como si ya estuviese listo para ir a la fiesta.

—Hola —dice con timidez. Por ahora todo está perfecto—. Mi nombre es Valentín, como bien sabrán. Me dedico a hacerme pasar por novio de chicas en situación desesperada. Los catorce de febrero suelo tener bastantes pedidos, pero vi tu foto en la publicidad de Instagram y me enamoré —dice con los ojos negros clavados en Brenda. Observo la escena con diversión—. No me hace falta hacerme pasar por tu novio, porque quiero serlo.

Un tierno total. Lástima que mi amiga ya tiene pareja y la chica de la que tiene que actuar de novia soy yo. Me aclaro la voz.

—Perdón... pero la que cumple años y la que hace el casting soy yo —comento. Él me mira con expresión avergonzada y sonríe.

—Bueno, vos también sos hermosa... Podría ser tu novio perfectamente. Es más, tus ojos tan preciosos me llaman, son como una entrada al cielo, deseo perderme en ellos hasta el final de mi vida.

—¡Ah, pero sos un chamuyero! —grita Brenda, tirándole un almohadón por la cabeza—. ¡Siguiente! —Valentín se va corriendo y miro a mi amiga con desaprobación—. ¿Qué? ¡No me puede coquetear a mí y después a vos!

—Es cierto, pero era lindo y podría haber sido mi pareja por un día —contesto con tono neutro—. Bah, que pase el siguiente y último Valentín.

Catorceavo Valentín

Mi última esperanza se termina cuando veo entrar al chico que aguardaba su turno. Tan pálido como un fantasma, tiritando de pies a cabeza, anteojos enormes sin vidrio y su cabello atado en una cola alta. Definitivamente, no.

Le doy la oportunidad de expresarse y su voz de ultratumba me asusta. Su tono no combina para nada con su actitud y, para colmo, comienza a llorar de los nervios y tenemos que consolarlo. Creo que también llora porque sabe que va a ser rechazado.

Mi teléfono vibra cuando llego a casa.

Octavio

Ya yegue estoi en el otel. 

¡Qué bruto, póngale cero!, pienso antes de tirarme a la cama y soñar con que entro al salón al lado de algún bombón.

Quince ValentinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora