Gwilym se revolvió en su asiento de nuevo al notar otra vez aquel insistente rugido en el estómago, mirando a su alrededor disimuladamente esperando que nadie lo hubiera oído. Su amigo y compañero Rami, que trabajaba junto a él en una empresa editorial, lo miró extrañado.
—Lo siento, es que me muero de hambre... —articuló el castaño, prácticamente susurrando.
—Tranquilo, seguro que en breve Joe pasará a tomarnos nota —dijo Rami tranquilamente, acabando de ojear el menú que, como siempre, encontraban encima de la mesa.
Los dos amigos iban a comer a aquel local a menudo, dos o tres veces a la semana, durante su descanso del trabajo. Estaba suficientemente cerca de sus oficinas, la comida era más que decente y, además, el trato era tan cercano que pronto también le tomaron confianza a Joe, el camarero que siempre los atendía.
O, mejor dicho, casi siempre.
—Y bien, caballeros, ¿cuál será el primer plato? —les preguntó una voz más bien grave que Gwil y Rami desconocían.
El más moreno simplemente sonrió con amabilidad, mientras que Gwilym se sorprendió al girarse y ver que en el lugar de Joe había otro camarero, rubio y con unos preciosos ojos verdes en los que cualquiera se podía perder fácilmente.
Gwil no era la excepción.
—¿Pasa algo? —inquirió el observado, causando que el castaño saliera de su burbuja particular.
—¡No! —se apresuró en contestar el galés para luego disculparse—. En absoluto, perdona. Simplemente me ha sorprendido ver una cara nueva.
—Ah, sí. Es que empecé este finde —se explicó el rubio, con una sonrisa tímida—. Soy Ben.
—Encantado, Ben —se adelantó Rami, conociendo a su compañero y viendo que, si no lo ayudaba, empezaría a tartamudear en cualquier momento—. Él es Gwilym y yo soy Rami, solemos comer aquí a menudo, así que probablemente te vas a cansar de vernos.
El nuevo camarero rió ligeramente y negó con la cabeza para luego seguir con su trabajo:
—¿Qué vais a pedir?
—Una ensalada caprese y el salmón a la plancha, si puede ser —contestó Gwil.
—Para mí la pasta con queso y pollo de segundo —le siguió Rami.
—Perfecto, os traeré los primeros ahora mismo.
Ben les dedicó una última sonrisa y se fue hacia la cocina para comunicar la orden. Mientras se alejaba, Gwilym no podía despegar la vista del joven rubio, hecho que no pasó desapercibido por Rami, quien le causó un sonrojo al castaño tras hacérselo notar sin pelos en la lengua:
—Gwil, sé que tienes hambre, pero deja de comértelo con la mirada.
──────────
Tras unas semanas, Gwil y Rami seguían yendo asiduamente al restaurante, nada raro en ellos, por lo que sus encuentros con Ben continuaban ocurriendo. Sin embargo, ese día algo había cambiado.
En la calle, justo al lado de la puerta de entrada del local, había una imagen de Ben impresa en cartón a tamaño real. Sin duda, el joven salía favorecido, y en la foto invitaba a los transeúntes a entrar en el restaurante, señalándolo con sus manos.
Los dos amigos se miraron a la vez sin acabar de creer lo que sus ojos estaban viendo, sospechando quién era el artífice de semejante idea.
—¿Qué, os gusta? —les preguntó Joe, que había salido a echar un vistazo al ver a sus amigos a través del cristal—. ¡Es mi nueva estrategia para atraer clientela! Nadie puede resistirse a Bennie, ¿eh, Gwil?
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February 2019 Prompts || Queen & Borhap OneShots
RomanceEste febrero me propongo escribir varios oneshots basados en las prompts mensuales de Mia Botha. ¿Funcionará? No lo sé, pero si queréis podéis averiguarlo conmigo.