En cuanto a Brian May, Roger Taylor nunca supo lo que quería.
La primera vez que lo manifestó fue después del primer concierto con Smile. Pese a algunos errores que podían haber tenido lugar en la ejecución, ambos jóvenes estaban eufóricos, pues Roger sentía que por fin había encontrado un grupo en el que encajaba y, por otra parte, Brian nunca había sentido una conexión así con un batería. El primera día que tocaron juntos se había dado cuenta de que Roger tenía algo especial que lo diferenciaba de los demás y, además, la combinación de ambos era mágica, como si el destino de su Red Special y aquella batería fuera sonar juntas.
Tim se había ido a pedir unas pintas a la barra para celebrar lo bien recibidos que habían sido por el público, que aunque no era muy numeroso sí que había estado envidiablemente entregado. Ambos se encontraban detrás del pequeño escenario, el estudiante de astrofísica más contenido que el otro, que incluso daba algunos saltitos.
—Brian, ¡qué pasada! —exclamó Roger, mirándolo con una amplia sonrisa.
Al presenciar la felicidad contagiosa del batería, Brian no pudo evitar dar el paso, embriagado por la adrenalina de después del concierto y por aquella sensación que se apoderaba de él cada vez que tocaba con el rubio. Salió de él como una explosión, como si se hubiera estado reprimiendo durante toda la tarde y noche. Así, antes de que el otro pudiera reaccionar, el guitarrista se acercó a él, tomó su rostro entre sus manos y lo besó.
El de ojos azules no supo cómo reaccionar al principio, pero al sentir los labios de Brian en los suyos notó un placentero escalofrío: de pronto, era como si todo encajara, como si su compatibilidad musical se trasladara también al ámbito sensorial. Siguiendo el beso, puso una mano en la nuca del más alto y enredó la otra en su pelo, mientras el castaño bajaba las suyas hasta el final de la espalda del más joven para aproximar más sus cuerpos.
Con la intención de profundizar el beso, Roger mordió suavemente el labio inferior del castaño, quien al captarlo abrió un poco su boca para dar más acceso a la lengua del rubio. Ahora era este último el que acariciaba el rostro del otro, ladeando ligeramente su cabeza para guiar el movimiento de sus labios, como si estuviera marcando el compás. Por otro lado, Brian iba alternando la intensidad del beso, con más suavidad y sumisión a ratos y con más pasión y protagonismo en otros, como lo conseguía también con el sonido de su guitarra en el escenario.
Ambos estaban tan atrapados en el momento que, cuando Tim regresó con las cervezas, no se dieron ni cuenta de que estaba allí. No obstante, al verlos el cantante pensó que no tenía nada que hacer detrás de aquel escenario y decidió no molestarlos e irse a ver a su novia, que se encontraba en el bar con unas amigas.
Poco después tuvieron que separarse por la falta de aire, pero ambos quedaron abrazados, pues el castaño no despegó sus manos de la cintura de Roger, acariciándola con afecto, aún algo abstraído por su tacto. El rubio no podía alejar la mirada del rostro del más alto, embelesado por sus facciones marcadas y todavía con la sensación de calidez que desprendían aquellos labios encima de los suyos.
—¿Qué ha sido... esto? —consiguió articular Brian, tal vez preguntándoselo más a sí mismo que al rubio.
—No lo sé —contestó Roger sonriendo y negando ligeramente con la cabeza antes de acercarse para besarlo de nuevo.
Brian correspondió encantado y dio por válida aquella respuesta. Al fin y al cabo, ni él mismo habría podido dar otra en ese momento.
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February 2019 Prompts || Queen & Borhap OneShots
Storie d'amoreEste febrero me propongo escribir varios oneshots basados en las prompts mensuales de Mia Botha. ¿Funcionará? No lo sé, pero si queréis podéis averiguarlo conmigo.