tiene ya un par de días que dejé de ir a trabajar gracias a un pequeño periodo vacacional que obtuve por mi antigüedad en la empresa, aunque la mayoría de los empleados siguen trabajando.
Por alguna extraña razón, el Lunes de esta misma semana recibí una notificación de que algo anormal estaba sucediendo en la planta de ensamblaje, pero como estoy de vacaciones, no hice caso alguno.
Resulta que había un fallo en una de las máquinas más importantes que usamos en la creación de agujeros de gusano, por lo que los elegidos para viajar en ellos se negaron a hacerlo y comenzaron a no ir a trabajar, llegando a tal punto de organizar una huelga.
Tuve que ir a solucionarlo e interrumpir mis vacaciones, pues era algo que no podía esperar.
Al volver a casa, contacté con un par de amigos y fuimos a comprar café al establecimiento más cercano, cosa que aproveché para conversar acerca de todo lo sucedido, pero ellos no pasaron por alto la oportunidad de hacer el incómodo comentario de que he estado ausente tanto física como mentalmente con ellos, y cuanto más lo pienso, más lo creo, pues he prestado mucha atención a los problemas y me he olvidado por completo del resto de mi vida.
A veces creo que sería mejor confesar, pero no creo que eso tuviera buenas repercusiones, especialmente hablando de un tema tan delicado.
Los días pasaron rápidamente, como si de horas se tratara mientras yo mantenía un secreto. Una frase podía cambiarlo TODO, y yo? yo me sentía bajo presión, presión ejercida por la intención de guardar aquella idea para mí, encerrarla bajo llave y nunca dejarla salir ante ojos de nadie.
