Mientras los días avanzaban, yo mantenía ese nudo en la garganta, resistiendo para no decir nada, era mi objetivo, mi propósito.
Terminé fastidiandome de tanto, por lo que decidí tomarme un día libre, que aproveché para combinar con mi fin de semana y comenzar una profunda investigación acerca de mi pasado y del de mi país, estaba decidido.
Lo primero que hice fue ir a una biblioteca, pero solo encontré un libro conteniendo el nombre Eiffel, resulta que era un científico de hace unos cuantos siglos qué intentó construir una antena gigante, pero no encontré nada importante, cosa que me hizo sentir inútil, había sido un día perdido.
Al día siguiente, visité otra biblioteca, y así transcurrieron los días, con un par de llamadas de la empresa con la que trabajo, que fueron completamente ignoradas sin ninguna duda, no podía dejar que me distrajeran, después de todo, pero la verdadera traición no era esa, ésta estaba en mí, en aquellas noches en vela, sin descanso y los días sin comer que repetidamente habían causado reacciónes en cadena.
El Martes de esa semana, me di cuenta de que me estaba convirtiendo en algo que odiaba, un ratón de biblioteca, y peor aún, no había conseguido nada de información relevante, o eso creía yo. Conciente de mi más reciente obsesión, hice una mueca de fastidio y volví a trabajar, para acto seguido recibir un regaño de las grandes autoridades, pero no podía esperar nada más, así que asentí y continué con mi trabajo.
No logro recordar el momento, pero hubo un día en el que media noche ya no significaba nada para mí, ya solo era un momento más de la interminable, oscura y solitaria noche, que yo utilizaba para indagar entre libros muy antiguos que encontraba en mi casa o tomaba prestados en algún momento.
Como era de esperarse, la falta de sueño y una no muy buena alimentación conllevaron a un vasto bajón en mi rendimiento, por lo que, aunque odie admitirlo, perdí mi trabajo, ahora mi mente está en eso, intentando ver el futuro, Conciente de su inmensa incapacidad de hacerlo.
