El chillido en el interior de la iglesia provocó que Rosario diera un leve respingo y apretara con más fuerza a la muñeca que tenía entre sus brazos en un fútil instinto materno. Con brusquedad pegó su espalda a la fachada del edificio y sintiendo la familiar aspereza del adobe respiró profundamente para recuperar la calma. Un instante después, dirigiendo una breve mirada al cielo, la mujer se asomó con cautela por la enorme puerta de madera, logrando con gran maestra pasar inadvertida.
En el interior del templo los ojos de los feligreses observaban con molestia a Susana, quien a sus escasos seis años era capaz de gritar a tan alta frecuencia que su padre bromeaba con que podía escucharla desde el otro lado del pueblo, pero en este momento, el pobre hombre intentaba desesperadamente disipar el llanto de su hija antes de que el cura hiciera acto de presencia y les pidiera que se retiraran de la capilla. El rosado gorrito bordado que la niña sostenía, demasiado pequeño incluso para su infantil cabeza, revelaba el motivo de sus lágrimas, había extraviado su muñeca. Sin embargo, la promesa de una visita a la juguetería al terminar la misa fue suficiente para apaciguar el lloriqueo de la pequeña, que gimoteando se sentó junto a su padre y esperó obedientemente a que llegara el sacerdote.
En el exterior del templo, Rosario retiró su mirada de la niña rubia y la volvió al juguete que escondía tan recelosamente bajo el abrigo, observo que los chapetes en las mejillas estaban desteñidos y sus rizos se habían despeinado un poco, producto de la pérdida del gorro que originalmente llevaba, los ojos de cristal la miraban fijamente, como si la muñeca quisiera hacerla sentir culpable por haberla separado de su dueña. La mujer soltó un suspiro y apartó un bucle dorado del rostro de porcelana, después alisó sin necesidad su vestido rosado.
El repiquetear de la campana afirmó el inicio de la eucaristía, Rosario dirigió una última mirada al interior de la iglesia, donde la niña había dejado de sollozar y oía atentamente al cura, y emprendió su camino a casa. Su paso era ligero como un siervo, pasando desapercibida mientras se aferraba con fuerza al bulto entre sus brazos, como si en cualquier momento alguna de las personas con las que se cruzaba fuera a detenerla y gritaría a todos el pecado cometido. Con los nervios a flor de piel, la mujer miró a su alrededor y aceleró el paso, el camino de regreso a casa jamás le había parecido tan largo, solo eran unos cuantos metros más lo que la separaba de la felicidad de su hermana.
Hola mis queridos amantes de las letras, les muestro el último texto en el que estuve trabajando, el tema era el contraste de clases. Espero que me cuenten en los comentarios que les pareció y si les gusto me dejen una estrellita.
—Serendipia.
ESTÁS LEYENDO
Bajo el papel y la tinta
De TodoEste rincón de Wattpad es, a partir de ahora, la libreta de un intento de escritora y lectora profesional. Aquí, ella plasmará todas aquellas ocurrencias que pasen por su cabeza y llamen su atención. Si entras, encontraras una gran variedad de texto...