Una historia de dos

Capítulo 4

Saiko

Nuestras miradas se cruzaban, sus ojos castaños me miraban. Y la tensión que había en el aire era demasiada. Después de un medio minuto más o menos así. Bajé mi cabeza hacia abajo, ocultando así, mi rostro sonrojado. Ese momento hizo que todo lo que había superado de timidez, hubiera hecho un retroceso. Él termino de ponerme la venda. Me bajé de la camilla :

- Gracias Takayama-kun...-

- Oye, ahora que lo pienso, nunca me has llamado por mi nombre, creo que ya estamos en la confianza de que me llames Sora. Yo te llamo por tu nombre. ¿ No crees?

- Ya vere 

- ¿Quieres que te acompañe a casa? - planteó Takayama-kun  Al fin de al cabo mi casa esta unas calles de la tuya

- De acuerdo - dijé yo

Sora

La distancia entre nuestros ojos era ínfima, sus ojos azules celeste brillante me miraban el rostro durante un tiempo, al final volvímos a casa juntos. En el trayecto desde la escuela hasta casa no hubo mucha conversación :

- Debes tener cuidado,  no cogas demasiado peso - ella me asintió

Después de ese momento no hubo ni una palabra hasta llegar a la casa de Saiko 

Saiko

Después de unos minutos llegamos a mi casa, mi madre estaba regando las plantas unos de sus mayores pasatiempos :

- ¿ Quién es tu amigo Saiko ? 

- Es Takayama-kun,  un compañero de clases.

Él se acerco a mi madre :

- Encantado 

- ¿Quieres pasar ? - miré a mi madre con los ojos abiertos. No quería que Takayama-kun entrarara en mi casa, ya sé que eramos amigos pero definitivamente no me agradadaba que entrará en mi casa.

Él asintió y entramos :

- Con permiso - dijo Takayama-kun 

 No sabía que hacer con Takayama-kun en mi casa, era la primera vez que venía :

- ¿ Por qué no le enseñas tu habitacción, Saiko ? - dijo mirándonos a mi y a Takayama-kun,  

- Va... vale! - dije con el rostro sonrojado, estaba un poco nerviosa aunque no se porque...

Fuimos subiendo las escaleras :

- Me imagino como será tu habitación - me miro con una mirada un tanto extraña 

- Calla... - dije acabando de hablar con una ligera risa.

Al estar frente de la puerta :

- ¿ Preparado ? - dije entreabriendo la puerta, él me asintió

La puerta se abrió. Os describo mi habitación, las paredes de un azul pastel con nubes pintadas en las paredes, con estantes llenos de libros y pinturas, y mi cama con unos pocos peluches. Cuando Takayama-kun estaba girando su mirada alrededor de mi cuarto, me dio un poco de vergüenza y mi rostro cogió el color de un ligero tono de rojo :

- Es muy mona - me miró de reojo. Yo le saqué la lengua

- Algún día me tendrás que enseñar la tuya - dije moviendo las cejas arriba y abajo

- Trato hecho - nos estrechamos las manos

Yo me tumbé en mi cama mirando al techo, y mientras él revolvía en mis estantes y cajones :