Aunque mi instinto no permita,
no puedo persuadir mi mano;
aunque mi corazón no admita,
mi amor fue en vano.
Pero hoy, bajo la noche estrellada
juro sublimemente ante Dios,
deslizar estas letras.
Por tu nombre, mis últimas palabras.
No sería digna la muerte,
en dedicarme un adiós,
una eterna despedida.
Y aunque me alejo de tu vida,
es para que mi alma deje de doler,
con tan cruel herida.
Sin embargo, aun así
eres mi atención,
porque en mis últimas palabras
todavía brilla toda mi inspiración.
No sobra nada más, así que: adiós.
El destino acabó por elegir,
sin importarle mi dolor.
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Memorias de un poeta
Poetry> Este libro detalla los poemas que nacieron de un primer amor que decidió poner punto final a lo suyo, desmenuzando los más grandes sentimientos de tristeza, soledad, pero también de amor, de felicidad, de amistad... de superación. En cada una de e...