40- El espejo

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Luego de mucho tiempo
me miré al espejo,
pero esa que allí veía,
no era yo.

No logré reconocerme;
la sonrisa pintada de siempre,
fue borrada con lágrimas,
el brillo en mis ojos
se convirtió en oscuridad.

La figura por la cual
solía acomplejarme,
se hizo inexistente,
ya nada había en mí
de la yo que recordaba.

Quizás sea un buen paso
para dejar atrás
el trago amargo del desamor,
tal vez lo intente,
tal vez lo haga...

Y tal vez, con mucho intento,
lo logre.

Al fin y al cabo,
lo único que necesité
no fue encontrarme,
sino perderme
y volver a iniciar.

Memorias de un poetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora