Sasuke se encuentra en su viaje de redención, pero aún tiene algunas dudas con respecto a cierta pelirosa que no deja sus pensamientos desde que dejo konoha.
Mientras se encuentra en la aldea de las flores, y ayuda a un anciano a arreglar su tejado...
Antes de comenzar el capítulo, quiero primeramente disculparme por la tardanza, pero me a costado mucho el poder ordenar las ideas.
Se que nunca hago esto, antes de comenzar los capítulos, pero creo que es necesario, ya que tengo que advertir que este parte esta muy crudo y brutal, y puede que para algunas lectoras no les guste la forma en que esta planteado, pero para quienes aun no lo sepan, me gusta expresar mis experiencias personales en mis fanfic.
Asi que si a alguna lectora no le gusta el capítulo, solo te pedire que omitas tus comentarios.
Sin nada mas que decir...
Comencemos...
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Solo corre, no pares... me repetía esa frase una y otra vez, presionando mi cuerpo ya agotado hasta el límite. Es cierto que siempre me jactaba de ser un shinobi frío y calculador, pero ahora que siento la incertidumbre y miedo corroer mis sentidos, solo logro percibir nuevamente en mí, que de a poco la oscuridad me está comenzando a cegar.
Y no hablo de la ceguera física, sino de esa ceguera espiritual. Esa la cual adormece mi humanidad, y va embotando todo lo bello y noble que ve MI SAKURA en mi, dejando nuevamente al descubierto al maldito vengador que un día fui. Pero, solo que ahora, la locura y desesperación es mayor.
Sakura debes resistir, no me puedes dejar, no de nuevo cariño, no despuésde por fin haberprobado la dulzura de tu ser, o de sentir el calor de tu cuerpo... no quiero perderte, no puedo perderte, solo aguanta amor, resiste...
Seguí corriendo, solo dejando que mi desesperación por encontrarla y salvarla me guiará en medio del bosque.
A cada segundo que pasaba, lejos de ella, más la oscuridad me embargaba. Sabia que estaba perdiendo la cordura, ya que solo quería encontrar al mal nacido y torturarlo lentamente. Si fuera posible, meterme en su puta mente y desmembrar su cuerpo de adentro hacia fuera.
Cuando ya mi cuerpo, no daba más, caí estrepitosamente al suelo. La frustración me llenó, y como nunca la máscara de frialdad desapareció, dejando al descubierto mi Alma quebrantada. Grité tan fuerte, que podía sentir el escozor en mi garganta. Lágrimas salían sin permiso desde mis ojos, botando así mi dolor y frustración, el cual al pasar los minutos se transformó en un veneno letal, el cual mató una vez más mi humanidad.
¿Cariño, donde estás?... guíame a ti por favor... ayúdame a ayudarte...
Por mas que suplicaba en mi mente por la ayuda y guía de mi Sakura, no lo logré, ya que la frustración me superó y solo la venganza me motivó a moverme.
