Capítulo 3

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—Ahhh—solto un largo suspiró Hanae mientras movia sus pies dentro del agua tibia. Recargo sus manos a su espalda agradeciendo el silencio que flotaba a su alrededor, disfrutando de los suaves sonidos de la naturaleza. No sabía que necesitaba un descanso aunque la mayor parte del tiempo se la pasara acostado.

Al parecer su cuerpo estaba cargado con cansancio, de repente todas sus preocupaciones fueron en aumento en lugar de despejarse para evitar exactamente complicaciones. Si de por si, su estado era delicado, con toda esa bola de estrés, el nivel de riesgo aumentaba porque era hombre. Muchos de sus pensamientos cambiaron debido a su estado, como por ejemplo, respetaba más a su madre y hermana debido a que ser mujer y cargar con muchas preocupaciones eran descomunales. Siendo hombre toda esas preocupaciones dismunuian, las mujeres hacían más llevadera la carga.

Pero ahora con los constantes sentimientos revueltos, no le dababn una estabilidad, llevándolo a sentir que se hundia más. Los últimos días fueron pesados porque estaba a finales de los nueve meses, Koura le dijo que cabia dentro de lo normal considerando que no era una chica. Sin poder evitarlo se sentía a punto de reventar, aun si la imagen que le mostraba el espejo le decia que su vientre a penas se notaba con la ropa encima. Muy probablemente era del tamaño de un balon de fútbol, tal vez un poco menos.

Movió sus pies entre el agua, viendo las ondas que creaban los movimientos sobre el agua. Quería poder sumergirse pero no podía, y tampoco debería estar en un lugar tan caliente como las aguas termales. Todo ese camino valia la pena, muchos yōkai esperaban la llegada de su hijo. Excepto que el Gyousei no estaba del todo contento, por eso Shihou le tenía prohibido que se acercará a él. Nunca le agrado a ese tipo, y esperaba no tener algún encuentro que acabará en tragedia.

—Aquí estas

Hanae dio un respingo ante la voz de Abeno a su espalda. Giro su cabeza aun costado y le sonrió, hizo el ademán de pararse cuando Abeno ya estaba a su espalda con sus manos sobre él.

—¿No te hicieron desnudarte?— se rió viendo el sonrojo en las mejillas de Haruitsuki. En los onsen era necesario ir desnudo, solamente con los pruductos que usabas para un baño normal. Y una toalla algo pequeña. La respuesta a ir desnudo por el onsen era siempre, sin cubrirte en lo absoluto.

Abeno se encogió de hombros—supongo que ser el Maestro de la Mononokean te da algunas ventajas. ¿relajado?—sus manos vagaron en la suave figura de Hanae ahora sentado entre sus piernas. Beso sobre el cuello expuesto del chico, sonrió ante la suave risa cómoda de Hanae, una de sus manos envolvio la de él sobre su vientre.

—¿Cómo te fue con el cliente?—miró sonriente sus pies junto a los de Abeneo en el agua.

Abeno suspiró— bien. Solo fue algo silencioso...es decir, fue extraño no escuchar tú voz en todo ese tiempo.

—Awww, te hice falta— afirmó. Se acomodó de lado sobre Haruitsuki, dejando un beso rápido sobre la mejilla de él. Escondio su sonrisa en su cuello por la pena que le causaba que Abeno dijera que le hizo falta.

Bueno casi.

Abeno respiró hondo llenándose de los suaves sonidos de su alrededor, la calma le invadió, tener a Hanae recargado en su pecho era agradable, sentir su corazón palpitar, incluso el pequeño e imperceptible movimiento debajo de sus manos en el vientre de Hanae.

—Deberiamos irnos— miro a sus manos— pelusa quiere verte, y An también.

—¡Apresuremonos entonces!

Abeno miró a Hanae extraño por el repentino hagarre sobre sus hombros, aplico fuerza. Sostuvo su cuerpo aun estando en el suelo, intento moverlo más no le dejó.

❝SHOCK❞ ©AbeshiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora