Parte 4

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Kin cortaba y hervía los vegetales que había encontrado en el invernadero, para preparar una especie de ensalada que contenía los nutrientes necesarios para mantener el cuerpo alerta de cualquier amenaza que se pudiera suscitar en el corto plazo, existía una manera de suplir estos nutrimentos pero era mas difícil, en las grandes ciudades a los seres que no deseaban consumir frutas o vegetales y carne, se les daba un polvo que combinado con agua suplía todas las comidas del día, esto fue útil en la radicación del hambre ya hace varios milenios atrás, mucho antes que existiera Cognitio.

Mina se acomodo en el sillón abrazada de Zok y con una orden de voz, una mesa de forma rectangular con las esquinas redondeadas y del tamaño suficiente como para dar de comer a 8 personas salio del suelo, dejando un hueco en la base, que daban a conocer las reservas de comida que tenía la familia Lucet. Kin colocó todas las comidas en diferentes platos del mismo tono de la casa, algunos con diseños en los bordes, después sirvió agua pura y cristalina en copas y todo lo coloco en la mesa de la estancia principal, donde ya estaban Mina y Zok esperando pacientemente el alimento conseguido.

La familia Lucet estaba sentada en frente a la mesa con toda la comida que habían reservado para la noche, se disponían a cenar cuando Zok detuvo a todos.

- ¡Deténganse!, debemos de agradecer antes por toda esta comida que nos ha otorgado nuestra protectora incondicional.

- Tienes toda la razón hijo, debemos agradecer por este copioso ágape que Animea nos ha dado y en nombre del amor que nos tenemos.

Kin, observo los rostros que se presentaban ante sus ojos y se enfoco en sus labios, primero en los de su hermano y luego en los de su madre, que al parecer repetía las mismas oraciones para Animea que divulgaba su pequeño hijo. Él había aprendido bastante bien de Kin que le había enseñado a rezar desde que ambos eran aun niños, en realidad Zok seguía siendo niño ya que solo tenia once años de edad y Kin recién había cumplido los 18, mientras que su madre rondaba en los 42 años. Todos rezaban la siguiente oración con abundante fé mientras formaban un triangulo con las manos y las ponían sobre la mesa con los ojos cerrados.

-Animea, gracias por permitirnos tener estos alimentos en la mesa, Animea, agradecidos estamos con tu divina energía que nos hace estar vivos y nos permite pensar, sentir y vivir. Animea gracias por dotar a los vegetales, frutas y agua de tu magnifica armonía para que estos puedan ser comestibles y que con cada raíz de la que se extraen estos alimentos, tengamos la oportunidad de producir más vida.

Cuando terminaron de rezar todos se dispusieron a comer con la mayor disposición del ser.

Durante la cena casi nadie hablo, todo estaban concentrados consumiendo las maravillosas frutas cocinadas al vapor por Kin, el plato de tonos claros contenía diferentes cuerpos, algunos circulares, otros alargados y algunos cuadrados suavizados, todas las frutas tenían un aspecto delicioso de colores brillantes, predominaba el rosa, amarillo y rojo con semillas de color negro parecidas a las de un Kiwi, pequeñas, crujientes y comestibles ya que eran de la familia de los Antami, una familia de frutas endémicas de la región.

Una vez que los Lucet terminaron con toda la comida que estaba en los platos, apagaron las luces y se dirigieron a los dormitorios, Zok y Mina se acostaron en un solo cuarto mientras que Kin hizo lo mismo con el que estaba vacío, mucho antes de dormir todos rezaron y agradecieron por un día mas en el planeta a pesar de las situaciones que afrontaban. Los primeros en quedar dormidos fueron Mina y Zok, después Kin, quien recapituló lo más importante del día y guardo lo mejor para su memoria a largo plazo, lentamente con cada imagen que extraía de su memoria, perdía poco a poco la alerta en la que se encontraba hasta quedar profundamente dormida.

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