Capítulo XI

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Al día siguiente, todos retornaron al castillo, contentos y felices. Fueron recibidos por el Duque, el cual se le veía que estaba feliz con la noticia, ya que Lord Lyon antes de partir habló con él, y expresó lo que sentía por la dama, el muy contento le dio su bendición, diciéndole que la trajera de vuelta, y allí estaban los dos al frente de él, ella sonriendo como una dama feliz y dichosa, él como el caballero que por fin encuentra su paz, entonces el Duque le expresó:

—Que su amor perdure para toda su vida, que ese amor procreen descendencia, que sean caballeros y damas de noble corazón, que les enseñan amar a Dios sobre todo.

—¡Que Dios lo escuche! su excelencia

—Dios siempre escucha a sus hijos...

Y el Duque tomó la mano de la dama la besó y le dijo a Lord Lyon.

—Es usted un caballero afortunado...

—Así lo creo, Lord Ridgeway...

Todos felices estaban festejando el compromiso de Miss. Wycomber y Lord Lyon, después del almuerzo todos se reunieron al cuarto de pintura, ya que Lady Julieth Foster deseaba presumir una pintura que había hecho su hija, que por cierto no había participado del almuerzo.

Cuando Lady Julieth Foster abrió el salón de pintura, todos quedaron pasmado con lo que vieron: Lady Kate estaba en los brazos de Lord Sam Conthentar, besándose apasionadamente y con un aspecto muy poco impropio de una dama, ellos no se dieron cuenta pues los dos estaban tan apasionadamente traspuestos, que fue Lady Julieth Bedford que señaló:

—¿Qué significa esto?

La pareja se dio cuenta que no estaban solos, y ella trató de poner su vestido en su sitio, tanto el Duque de Ridgeway, Lady Ellie Bedford estaba confundido por la escena, ya que la dama hacía menos de un mes que le había profesado amor eterno a otro caballero.

Mientras Mr. Runnell estaba un poco aliviado y feliz, pues eso le demostraba que Lady Ellie Bedford no era la dama que el caballero se refería, cuando les informó que se había enamorado a primera vista.

Fue Lord Jeffers Bedford, que con su forma despreocupada indicó:

—Por lo visto tendremos dos himeneos en el castillo.

Lady Julieth Foster se desmayó al escuchar esas palabras, y su hija corrió a su lado, pero ella cobró demasiado rápido el conocimiento:

—¡Aléjate de mi!

Todos dejaron a madre e hija con Lord Sam Conthentar, pues después de eso Lady Julieth Foster se recuperó milagrosamente, al darse cuenta con quién estaba su hija, con el Conde Saxonhust, él cual era un caballero de enorme fortuna.

Esa noche se celebrarían dos compromisos, Lady Kate Foster con Lord Sam Conthentar y el Duque Lyon con Miss. Beatriz Wolcobick.

Las damas estaban radiantes, Lord Lyon no dejaba de observar a su prometida, y ante todo fue notorio el amor que el caballero le profesaba.

Mientras sus dos amigos lo observaban de lejos, pues al igual que él estaban felices por compartir con su hermano la felicidad.

Esa noche todos disfrutaron unas cuantas canciones tocadas a piano por Lady Ellie Bedford, y después de terminada la disertación musical, Lord Lyon se llevó a su prometida a un lado y los dos tomaron asiento en un diván:

—Sabe, soy el caballero más feliz.

—¿De verdad?

—Si.

—¿Y por qué?

—Porque mi prometida es la amada que siempre soñé.

—¿Y soñabas con una servidora?

Pacto de Amistad IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora