Capítulo Cuatro

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La exnovia de Laín, la chica de pelo azul, ahora morado estaba cruzada de brazos mirándonos fijamente y sonriendo

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La exnovia de Laín, la chica de pelo azul, ahora morado estaba cruzada de brazos mirándonos fijamente y sonriendo.

— ¿Creen que sea el destino o pura casualidad el que estemos aquí de nuevo los tres?

Laín sonrió.

— Yo diría que es más bien obra del diablo, solo basta verte para saber eso.

La sonrisa de ella se esfumo. En ese momento Eros habló.

— Laura no esta Tifanny, te dije ayer que no este no sería un buen momento para venir.

Procesaba la información, pero no me quedaba claro como es que todo mundo se conocía. Mi pensamiento se vio irrumpido cuando sentí un dolor en el vientre, cerré los ojos y respiré profundamente. Había llegado.

Con eso los planes de mi huida se habían disipado, debía volver a dentro antes que fuera tarde, ignorando a todo mundo me encaminé hacía la puerta principal cuando escuche una pequeña risa por parte de Tiffany. Laín inmediatamente se acercó poniéndose a mis espaldas.

— ¿Qué haces? —pregunté.

— Camina, pequeña. Yo cubro tu espalda.

Sin entender la razón continúe mi paso cuando Eros nos alcanzó.

— Aléjate de ella, Laín—ordenó.

Me detuve otra vez, iba a girarme cuando Laín me tomó de los hombros y me lo impidió pegándome contra él.

— Ignóralo, solo concéntrate en llegar.

— No puedo avanzar así—dije.

— ¿Por qué no? —preguntó.

— Laín, siento un vuelto en mi trasero.

— Perdón, pequeña, fue una reacción natural de mi cuerpo hacia ti—dijo retirándose unos centímetros—. Ahora bien, continua.

Seguí avanzando, tenía la suerte de que en el lugar donde estábamos no había personas, si no sería mucho más incómodo. Pero entre más nos acercábamos a la entrada la gente se podía notar. Aunque no quisiera me estaban viendo en ropa interior.

— Te dije que te alejaras.

— Giré la cabeza y Eros se encontraba a nuestro lado.

— No puedo. Voy a acompañarla hasta que llegue.

— Aléjate—repitió.

— ¿Qué no estás viendo?

— ¿Qué cosa?

— Llegó Andrés, genio—dijo Laín molesto.

— ¿Quién es ese? —preguntó confundido.

— Andrés, el que viene cada mes—dijo Laín tratado que entendiera a que se refería.

Me cubrí la cara con ambas manos. ¿Cómo se enteró él, y por qué le decía a Eros?

El rostro de Eros era un poema. No captaba.

— Por eso estas soltero, no entiendes a las chicas—dijo Laín.

— Tú tampoco las entiendes—se defendió Eros.

— Puede ser, pero yo no estoy soltero, tengo a Sofí.

Otro momento incomodo que añadir a mi lista. Sin saber la razón escuche como Eros decía.

— ¿Pero que crees que estás haciendo?

En ese momento sentí como Laín colocaba algo en mi cintura, me quité las manos de la cara y me fijé. Se había quitado su playera y la estaba poniendo para cubrirme.

— Eso debí hacer desde un inicio, pequeña.

— Volteé a verlo y me sonrió de la forma que solo el sabía cautivarme.

Eros se cruzó de brazos y puso cara malhumorada.

— Gracias...

— Si, si, todo muy bonito. Ahora haz el favor de apresurarte y entrar—dijo molesto.

Laín se acercó a mi oído y me dijo.

— Nos veremos de nuevo, pequeña. Solo ten paciencia—miró a Eros y con tono amenazante le dijo—. La tocas y te va a ir mal.

— No me amenaces, no te tengo miedo.

— Solo es una advertencia—respondió sonriendo.

Sin más se alejó del lugar.

Empezamos a caminar de nuevo, Eros se encontraba a mi lado izquierdo, no decía palabra alguna, pero parecía que quería hacerlo. Después de unos segundos empezó hablar, me regañó diciéndome que lo que había hecho tendría consecuencias y blah blah blah. Hasta que llegó a una pregunta.

— Sofía ¿Quién es Andrés? —preguntó sin siquiera mirarme.

— Lo usamos para referirnos cuando viene nuestro periodo—respondí secamente.

— Ya—dijo sin más. Un momento después se quitó el saco que traía y me lo dio—. Te cubrirá mas que una simple playera.

— Una simple playera es mas que suficiente—respondí.

No debía preguntarle a él, sabía que no tenía que hacerlo, no era la ocasión y no podía fiarme de él, pero la curiosidad me carcomía.

— ¿Cómo es que Laura, Laín, Tiffany y tú se conocen?

Para mi sorpresa respondió.

— Tiffa estuvo de interna aquí. Laín hizo lo mismo que yo.

Eso no me lo esperaba.

— ¿Laín y ella se conocieron aquí?

— Así es.

No quería pensar mal, pero mi mente había llegado a una rápida conclusión y o era lo que deseaba escuchar.

— O sea que Laín...

Eros se detuvo y me sostuvo el brazo.

— No serás ni la primera ni la última, el hace el mismo procedimiento de conquista con todas las chicas. No eres especial

N̶O̶ Fue otra noche locaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora