Pasaron los días y yo no tenía ninguna noticia sobre Laín, ningún mensaje, ninguna llamada, nada en lo absoluto, le marqué a él, a su madre, pero no me respondían.
La situación me estaba desesperando, mi madre me pidió repetidas ocasiones que no me pusiera paranoica, dijo que Laín estaba pasando por un momento muy difícil y quizá por ello no quería hablar con nadie, que debía entender eso y darle su espacio.
Entendía su dolor, claro que sí, pero necesitaba que al menos un mensaje me respondiera o me volvería loca.
Todos habíamos presenciado el comportamiento de su padre como, a estas alturas quizá mandó a Laín otra vez a una escuela militar o quizá algo peor.
Subí a mi habitación e intenté relajarme, me puse a escuchar música mientras cerraba los ojos. Había hablado con mis padres para decirles que lo que quedaba del semestre lo haría en línea, no quería pisar de nuevo una escuela de aquí. Después de una larga charla aceptaron o bueno mi padre nada más porque mi mamá no estaba muy conforme.
No había salido de casa esos últimos días así que ya era momento.
Me quité los audífonos y tomé mi chamarra junto con mi bolsa y empecé a caminar con dirección a lo que era la librería.
Después de un rato llegué, me paré en lo que era la entrada, ya no quedaba nada, no había sido un incendio pequeño pues había arrasado con todo.
— Fue una tragedia ¿no es cierto?
Volteé a ver quién me hablaba. Un chico estaba parado a mi lado contemplando igual que yo.
— Lo fue. — respondí.
Antes de que aquel extraño siguiera haciéndome platica me retiré de ahí, fui a una cafetería que estaba cerca a perder el tiempo. Mientras me traían mi capuchino revisé mi celular, pero nada, no había señales de Laín, le marqué de nuevo, pero me mandaba directo al buzón.
Tomé tranquilamente el café mientras veía a la gente pasar, cuando acabé pagué y salí de ahí.
Al salir de la cafetería choqué con una persona, en el impacto le tumbé su bolso, me agaché a recogerlo y a dárselo, para mi sorpresa aquella persona era Lis.
— Lamento lo de Norbert.
— Gracias. — dije simplemente, no quería hablar con ella. — Adiós.
Empecé a caminar de nuevo a mi casa, a cada rato revisando mi celular.
Cuando llegué después de cenar y jugar obligadamente con mi hermana un rato en la play station me metí a bañar, al salir me eché algo en el cabello me senté en la cama y lo comencé a secar, en ese momento mi madre entró corriendo.
Nos miramos, pero no me dijo nada. Estaba pálida.
— ¿Mamá que pasa? — pregunté.
— Ay, Dios mío, Sofí...— la forma en que me miraba no me gustaba.
Me levanté, empezaba asustarme.
— Sera mejor que te quedes sentada.
— Mamá, dime que sucede.
— Ella se acercó a mí, estaba temblando.
— Recibí una llamada, era el padre de Laín.
Continua... — dije con voz nerviosa.
— Tuvieron un accidente automovilístico.
Negué.
— Ay por favor, dime que no es cierto.
— Desde hace días Laín está en el hospital, está gravemente herido.
El corazón se me detuvo, todo me dio vueltas, sentía un dolor profundo en el pecho. Esto tenía que ser una broma, esto no podía estar sucediendo.
— Tenemos que ir, tenemos que irnos ya— dije dirigiéndome a la puerta tambaleante.
— Sofí, tranquilízate. Necesito primero que te calmes.
— ¡Es Laín! ¡Cómo quieres que me calme!
Mi celular vibró, sin ver el numero respondí, un frío me recorrió a escucharlo.
<<Uno menos en la lista. Cuídate que el idiota ya no está para protegerte>>
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N̶O̶ Fue otra noche loca
Teen FictionSegundo libro Sofí pensó que después de todo lo ocurrido Laín había quedado en su pasado, pero vaya si se equivocó pues el destino hace que se reencuentren nuevamente y ella entienda porque inició todo. Ella sabe que apartir de ese momento ya nada...