El suicidio mas caro del mundo

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A esta altura ya no debería aclarar que en mi vida todo lo relaciono en una gripe, y tomé la sana decisión de escribirlo por que así me es más fácil procesarlo, en estos momentos de mi vida escribir lo siento como cagar, si no lo hago cuando me vienen las ganas, eso se hace un bolo y después cuesta mas sacarlo, si sale con esfuerzo seguro sangra, pero si lo dejas adentro levantas fiebre y todo concluye en algún método artificial de inducción al garco, el orto es periférico de salida y no de entrada, y aunque no lo crean, no me molesta dormir mientras Sasha me abraza desde atrás, pero si me da impresión que me hagan un enema.
Tuve idea de suicidarme cuando me encontré solo y siendo consciente que había perdido a mi familia, y todo por lo que tanto había trabajado, ya que todo se lo quedo mi ex. Cuando fui a buscar unas cosas que me habían quedado en mi antigua casa, me encontré en la puerta estacionado nuestro auto, que hacía solo 6 meses habíamos terminado de pagar, con la trompa totalmente destruida, un choque fulero tenía la máquina. Le pregunté a mi hija Ivana de 13 años, que había pasado y ella me dijo "lo choco Jorge, el amigo de mamá, que ahora se queda a dormir, sale de noche con el auto, y vuelve a las 6 de la mañana. Es buena onda, pero siempre tiene aliento a vino". Con el pecho estrujado tomé la  decisión de quitarme la vida, y así acabar con mi miseria, que mas me podía pasar, pero antes creí oportuno cagar al banco antes de irme de este mundo, fui al súper y compre botellas de un buen whisky irlandés, y conseguí un par de blisters de pastillas para dormir, compre helado, salame, vino, a mi vieja le lleve un televisor gigante que casi no le entra en el comedor, y mis hijos Ivana y Sergio les compre zapatillas para que tuvieran calzado por la siguiente década. Todo estaba listo, iba a cenar algo que me encantaba, mirar una peli, mientras iba a ir consumiendo las pastillas con whisky, me había agarrado bastante hielo para poder ir pasando el whisky sin problemas.
Me empecé a sentir mal cuando comienza a sonar mi teléfono, atiendo y era mi hijo diciéndome que habían secuestrado a "Batuque", el perro salchicha que yo compre usando a mis hijos como excusa para que la forra de mi ex aceptará un perro en la casa. Las palabras de Sergio hicieron que volviera del mareo en seguida, cuando escuche que me decía "lo vimos por las cámaras, lo llamaron a desde un coche blanco y él se subio, viste que siempre fue confiado. Ahora llamo un tipo diciendo que quiere 500 dólares de rescate, y mamá me dijo que ni en pedo iba a poner guita por el bicho ese que ladra siempre en la puerta los días de lluvia y no deja dormir a nadie". Los recuerdo de "Batuque" atacando ferozmente a los tobillos de mi suegra, y que por culpa de eso, una vez le dijo clarito a mi ex "por ese perro de mierda no me dan ganas de irte a visitar tan seguido nena", sentí que estaba en deuda con ese noble amigo de cuatro patas, entonces ahí se me ocurrió lo siguiente. Lo llame a mi hijo y le dije que si se volvía a comunicar le dijera que se le iba a pagar pero que le diera mi número, así coordinábamos el intercambio, agarre los 8 blisters completos de pastillas para dormir, dos mas de los ibuprofeno, y uno de antiácido que tenia arriba de la heladera y con un molino de café, las reduje a polvo. Dos horas más tarde mi teléfono volvió a soñar y esta vez era el secuestrador de perros, le dije que tenía el dinero, pero no en dólares, sino en cocaina, y que si le interesaba el intercambio, casi llora de la emoción el secuestrador y me dijo que si algún día llegaba a perdonarlo por secuestrar a mi perro, el quería ser mi amigo, el intercambio se hizo casi igual como cuando un amigo se olvida la billetera en tu casa cuando se está yendo y vuele rápido a buscarla, pero cuando se dio cuenta de que lo había cagado me llamo desde un teléfono público diciéndome "hijo de una gran puta te olvidas que sé donde vivís, voy a secuestrar a tu esposa cuando sale a las 8 para el gimnasio, y te voy a pedir 50 mil dólares y por cada día que tardes, le voy a cortar un dedo", le dije que era un puto de mierda y que seguro no se animaba.
Batuque está ahora conmigo, es mi analgésico en la transición de esta gripe, gracias a él se me fueron la ganas de terminar con mi miseria, pero esta vida nueva, la arranco con una deuda de la gran puta por cosas compradas a crédito.

Yo logré sobrevivir a una gripe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora