❝Porque se lo debía a su amado Mayor Gilbert.❞
[✓] Créditos al autor de esta obra.
[✓] Idea mía, no copias ni adaptaciones.
[✓] Créditos al creador de la imagen.
Pareja: Violet x Gilbert. Si lo sé, es mi ship culposo.
AU semicanon.
Notas del autor: Ame este anime, me enamoré de la protagonista y fue el último episodio donde más lloré y me frustre. Me lo acabe en un día e imagínense a su servidor llorando como por cuatro horas seguidas. En serio véanse este anime.
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Sus manos presionaban las teclas negras de la máquina de escribir a una velocidad abrumadora para el humano corriente, sin embargo era Violet Evergarden quien estaba detrás de la mecanografía, esa mujer era todo menos ordinaria.
Un suspiro salió de sus rodados labios, sus ojos azules leyeron rápidamente lo recién impreso. Asintió dando su aprobación para después levantarse de la silla alcochonada, se encaminó a la oficina de su jefe.
Han pasado dos años desde que la guerra oficialmente terminó, en ese tiempo ha logrado ser reconocida como la Doll más eficiente del país. Esos dos años llenos de logros y alegrías sin embargo esto no podía borrar el vacío que necia de su pecho.
Sonrió un poco al recordar al niño de su jefe y su amiga morena, era adorable y un placer ver crecer al pequeño que le dio el título de tía.
— Jefe — llamo a la puerta obteniendo un carraspeo afirmativo. Acto seguido entro a la oficina.
— ¿Acabaste?
Ella asintió poniendo la carta sobre el escritorio del pelirrojo.
— A tiempo, señor.
Claudia se rió un poco, dos años conociéndose y la adolescente aún lo trata con tanta formalidad digna de un soldado de élite.
— No importa eso, Violet. ¿Estás bien al escribir esto? — pregunto con un toque de preocupación por la rubia.
— Sí, debía de escribirle una respuesta — dijo ella antes de inclinarse por respeto para retirarse con un suave click de la puerta abriendo paso al silencio.
— ¿Respuesta?
Claudia se recargo en la silla apoyando sus pies en su escritorio de caoba pulido entre sus manos sostenía con cuidado la carta de la rubia de ojos azules para su segundo festival donde caerían del cielo los sentimientos de una nación.
En voz de su conciencia comenzó a leer.
A mi amado mayor Gilbert.
Tengo mucho que decirte, mucho que quiero volver a hacer con usted. No me importa lo que dicen los informes o su hermano, mayor, yo sé que usted sigue vivo no solo en mi corazón en una parte de este gran mundo usted está ahí.
Tal vez sin memoria alguna de su vida.
Tal vez aún recuperándose de sus heridas.
Solo espero que la vida tenga planeado a reunirnos de nuevo. Ojalá que nuestro tiempo juntos no solo hubiese sido de un solo instante cómo la lluvia de cometas que ví con un compañero.
Él se llama Leo por cierto, tal vez algún día lo vea de nuevo y se lo pueda presentar, también a mis compañeras de trabajo.
Mayor Gilbert. Extraño sus ojos regañandome, extraño la vida a su lado, extraño su tacto tratando de mantenerme cálida, extraño su sonrisa que mueve todo en mi interior y extraño sus órdenes.
No era porque yo no podía vivir sin sus órdenes, mi razón por lo que quería seguir sus mandatos era solo para poder escuchar su voz, en especial diciendo mi nombre.
Daría mis piernas, mi corazón, mi alma y sentimientos con tal de solo escuchar el "Violet" de sus labios.
No puedo decir cuando me di cuenta de mis propios sentimientos.
Después de tantas cartas de distintas personas con variados sentimientos comprendí que el amor viene en más de una forma, que todos te hacen feliz y bendecido. El amor mueve a las personas que los hacen cometer acciones que están más allá de mi comprensión, pero al fin pude entender mis propios sentimientos y los suyos.
Y ahora que al fin entiendo las palabras “Te amo” en el sentido en que las dijo y esta es mi respuesta, mayor.
Yo también lo amo.
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