VIII

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Nos encontrábamos en el fuerte acostados admirando las estrellas. No se en que momento se oscureció, o en que momento dejamos de hablar acerca de, literalmente nada, y mucho menos recuerdo en que momento empecé a sonreír. Tan solo se que este día quedara grabado en mi memoria como uno de los días mas felices en los últimos tres años.

Después de los acontecimientos de esta mañana, Daniel me había prestado rompa para cambiarme y así no coger un resfriado. Ahora, henos aquí admirando un mar de estrellas en un silencio muy cómodo y relajante

"¿como encontraste este lugar?" pregunto rompiendo el silencio que nos había invadido, sin quitarle la vista a las estrellas

"Mi padre y yo lo construimos cunado tenia 8 años" dice con tono neutro, carente de emocion

"eran muy unidos" digo mas afirmando que preguntando, mirándolo. El tan solo se limita asentir dándome a saber que es un tema muy delicado

"¿que hay de ti?" dice, refiriéndose a mi familia

"mis papas y yo no somos muy unidos que digamos" digo suspirando

"¿hermanos?"

Me quedo callada por unos momentos, aclarando mi garganta respondo "una hermana menor, Cielo" digo en vos baja, tratando de que mi respiración agitada no se note o se escuche en medio del silencio que adorna la noche. "Y tu?"

"soy hijo único" dice un tanto brusco y tajante. No e creo en su totalidad más no le voy a empujar el tema

Asiento, nuevamente el silencio nos invade, la diferencia esta ves es el ambiente es un tanto pesado gracias a las preguntas un tanto personales que nos aviamos acabado de preguntar. Ambos teníamos un pasado complicado, y le comprendía el hecho de que no quería discutirlo con una extraña ya que yo tampoco deseaba hacer lo mimo.

Poco a poco el sueño me consume, intento pelearlo, pero no lo consigo, antes de caer rendida completamente pro el sueño siento como dos brazos fuertes me agarran poniéndome en una superficie suave y caliente. Antes de caer en la inconciencia siento como manos toscas tocan mi cachete con gentileza, seguido por un rose a mi labio inferior, y gusto después siento el aliento golpear mi cara, mis labios específicamente, para luego escuchar un suspiro y sentir la humedad de un beso en mi frente. El cansancio, sin embargo, es tan grande que se me dificulta saber que es real y que no lo es, dejándome en un mar de confusiones



Desorientada me siento en la cama intentando encontrar en mi memoria el porque me encuentro en la mitad de la nada, toco la superficie suave de del colchón para luego recostarme de lado, al instante un olor familiar me ataca e inconscientemente sierro los ojos y respiro profundo intentando oler tanto como pueda, los recuerdos vienen y chocan conmigo como una lluvia piedras mas no me lastiman.

Una sonrisa se me escapa de los labios.

Escaneo el lugar en busca de mi acompañante pero no lo encentro, perezosamente me paro de la comodidad de la cama desperezándome, miro a la derecha topándome con mucho muebles los cuales se ben viejos y gastados, me acerco y los inspecciona, mucho contienen golpes en las esquinas las cuales han quitado el color oscuro de estas, también se pueden apreciar las marcas de vasos los cuales ha sido puesto sin un portavaso para evitar que el color de la madera se quite, to la superficie de uno de los mil mueble sonriendo intentando imaginar un Daniel muy pequeño provocando cada uno de los golpes. Al final en una esquina encuentro un Daniel muy incomodo durmiendo en una silla la cual se ve muy pequeña comparada con su gran figura. Sigilosamente, me acerco a el, una ves llego hasta el, lo cubro con una manta la cual se encontraba en sus pies. Vergüenza se apodera de mi, el pensar que de cierta manera lo obligue a dormir en un sitio tan incomoda me hace querer encenderme en un hueco, y el saber que no me acuerdo de como llegue a la cama tan solo incremente mi vergüenza ya que se que me quede dormida en la mitad de la noche lo cual y no pudimos regresar a casa y poder descansar en la comodidad de nuestras camas.

Porque El Destino Nos UnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora