Ironía

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Que irónica situación.
Mientras mis ojos eran sólo para ti, tu mirabas en otra dirección.

Es asombroso como, la primera vez que nos vimos, me robaste el aliento:
Con esos ojos marrones llenos de alegría, tu amplia y perfecta sonrisa, la forma en que la tenue luz del salón iluminaba tu rostro y resaltaba tus hermosas pecas; y tu voz, profunda, seria, decidida.
Irradiabas tanta luz y confianza que era imposible no quedar embobada.
 Tu sola presencia pone mi mundo de cabeza, aunque no lo quiera.
Aún cuando hice todo lo posible para que me vieras, fue demasiado tarde, tu corazón estaba con alguien más, alguien tal vez mejor que yo.
Daría lo que fuera por ser yo el motivo de tus sonrisas, como eres tú el motivo de las mías; por acelerar tu corazón y alterar tus sentidos con mi simple presencia, como haces conmigo.
Tal vez debí esforzarme más, o simplemente no era nuestro destino, o tal vez, sólo tal vez, es muy temprano, y nos espera la gran historia que tanto anhelo.
El punto es que alguien más ganó: ella es la causante de la bella sonrisa que tanto me gusta admirar; ella es la razón del brillo de tus ojos, la que les da alegría; no yo. Ella ganó.

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