Entre tu mundo y el mío.

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Recovery Girl terminó por dictarle al joven de cabellos teñidos la guía de instrucciones que tendría que seguir al pie de la letra durante un par de meses para lograr una exitosa recuperación de su tobillo, la cual incluso podría mejorar más rápido de lo que se podría imaginar, aunque eso le costara el tener que excluirse de los entrenamientos físicos.

-Hubiera hecho un poco más por tu pierna, jovencito, pero yo ya estoy muy vieja y no puedo darme el lujo de sobreexplotar mi Quirk. Aún me quedan muchos alumnos a quienes atender, y ya es hora de que jovencitos valientes como ustedes aprendan a ser más responsables con sus propios cuerpos.

-Sí, Recovery Girl. Lamento el inconveniente, y muchas gracias. -Se disculpó Kirishima recostado sobre una de las camillas de la enfermería.

-No te preocupes, muchacho. -La ancianita saltó de su asiento al suelo para marcharse. La tormenta había cesado hace una hora y más. -Ahora tengo que ir a otro lugar. Si gustas puedes quedarte aquí el tiempo que necesites. Nos vemos.

Recovery Girl se retiró de la enfermería dejando a Kirishima a solas sobre la camilla.

Normalmente el joven se hubiera retirado junto con ella para después partir directamente hacia su habitación a descansar apropiadamente, sin embargo, aquella tarde nublada y oscura prefirió quedarse en la soledad que le brindó la enfermería para así poder pensar y analizar con más tranquilidad sobre todo de aquello que había sucedido y que seguía presente.

Durante el entrenamiento había ocurrido un suceso inexplicable y problemático ante los ojos de todos, dando como resultado de un particular rayo que cayó frente a sus narices nada más que un clon bizarro de Bakugou, misma persona que momentos antes de aquello se había vuelto su ex pareja.

Dos hechos que para él fueron una enorme ola de estrés y emociones amargas que lo dejaron al borde de un colapso mental y emocional, sin contar la forma en la que se dieron y finalizaron las cosas hasta que regresaron a la UA, cosas que no hicieron nada más que abatirlo y dejarlo perplejo ante el quebrantamiento de su propia realidad. Y nada ayudó a su situación el verlos pelear durante todo el trayecto, siendo lo que más le molestó de todo aquello el hecho de no haber podido hacer nada para mantenerles las bocas cerradas sólo por haber estado herido y con la lengua trabada debido a mil y un razones.

Y si no hubiera sido demasiado con eso, más tarde en ese mismo edificio tuvo que enfrentarse sorpresivamente cara a cara con su propio clon... ¡pero con alas de lagarto prehistórico! Quien apareció de un momento a otro desde el pasillo cargando a su mejor amigo Denki debajo del hombro como si fuera una presa o un enemigo, para luego correr hacia el grupo en el cual él se encontraba -y fue ignorado- sólo para salir con el chistecito de llamar a Bakugou desvergonzadamente "Mi Rey".

O sea, a él no le importaba cómo lo llamaran y tampoco tendría que interesarle más ese tipo de cosas tan absurdas y estúpidas, ¡pero, ¿con qué derecho?! ¿Acaso su otro yo era tan estúpido e ingenuo como para venir a llamarlo de esa forma tan repentinamente? ¡Bakugou odiaba los apodos estúpidos! Y no lo decía creyéndose un experto en todo lo que Bakugou respectaba, ¡sino más bien porque eso ya era un tema de cultura popular dentro de la escuela y todos los rincones del mundo!

Durante todo el tiempo en que ellos fueron pareja él nunca le permitió llamarlo por apodos cursis o que considerara tontos, terminando siempre siendo regañado o insultado por haberse atrevido a hacerlo sea cual fuera la situación. Sin embargo, todo fue absolutamente distinto cuando se trató de su copia con alas, ya que a él no le reclamó nada desde que se lo encontraron hasta que se lo llevaron para que fuera examinado y puesto en observación, dejándolo a él, al verdadero Kirishima, abandonado frente a la puerta de la enfermería y con un mal sabor de boca que seguía inquietándolo hasta ahora estando sentado en medio del silencio y sin saber qué hacer o pensar respecto a... todo.