Éxtasis silencioso (percico)

02

El mundo de Percy Jackson es propiedad absoluta de Rick Riordan.
*Esta historia fue también publicada por mí en Fanfiction(https://www.fanfiction.net/u/4839595/). Sólo para aclarar.

Nico amaneció con un dolor insoportable. Bueno no, dos. Primeramente le dolía la espalda por haber dormido tan torcido, tan incómodo. Por otro lado, su miembro también le dolía. Desde la noche anterior, la erección no había bajado y eso comenzaba a preocuparle. No pensaba salir hasta que todos se hayan retirado del lugar. Porque sí, había más de una persona.

Ah, y por cierto, Nico había dormido en el armario de Percy. Este último le había prohibido salir, luego de la venida de su novia Annabeth. La situación se había tornado más complicada de lo que parecía porque puertas afuera, yacían un Percy y una Annabeth dormidos. O sea que Nico, por nada del mundo, podía salir.

Se le partía la espalda de dolor, por no hablar de su entrepierna. El sentir tanta presión ahí, le provocaba terrible dolor en las piernas, así que tampoco podía escapar si eso era lo que pretendía. Entonces, para poder salir, lo único que tenía que hacer era ir con cuidado y deshacerse de tan prominente erección.
Ahí fue cuando a Nico no le importó un carajo la situación, simplemente se bajó la bragueta y se dispuso a sacar su hombría y comenzar lo que se convertiría a la masturbación de su vida.

Su mano bajó y subió, bajó y subió continuamente. Cada vez que descendía, ascendía más rápidamente. Su miembro estaba que explotaba. Cada vez lo hacía más duro.
Tuvo que cerrar los ojos, no soportaba tanto placer. Sentía que iba a desquebrajarse en cualquier momento, y más aún recordando la noche anterior. Había sido la primera vez que Percy lo tocaba, nunca lo había tenido tan cerca. Le había besado por doquier, literalmente.
De pronto a Nico lo invadió terrible sensación de culpa. Al otro lado de la puerta dormía la novia del chico con el que se había tocado hace solo horas.
Giró la cabeza hacia la izquierda, hacia las profundidades del armario. Todavía no acababa. Se había topado con una tela que colgaba. Entreabrió los ojos para ver de qué se trataba y sí, era una camiseta de Percy. Era verde mar, como sus ojos.
Apenas Nico olió la camiseta, porque el muy él inspiró de ella con ganas, soltó un gemido.
Sinceramente, siquiera notó cuán alto había sido.
Olía a mar, olía a Percy.
Gimoteando, agarró la camiseta y con ella envolvió su pene. Comenzó a masturbarse con ella, lo cual incrementó los gemidos aún más.
Estaba a punto de acabar cuando la puerta del armario se abrió de repente.