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capítulo cuatro; la tormenta.

no hay peor tormenta que la que arma
uno solito en la cabeza.

¿en realidad sentía algo por david? ¿lo quería? si, pero como quería a todos sus amigos ¿no? samuel no podía darse el derecho de volver a amar a alguien más, cuando por fin tenia la calma que se merecería, la cual le costó muchas tormentas conseguirla.

y si, todos tenemos problemas, pero el problema de samuel tienen unos ojos muy bonitos.

atracción › fargettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora