Uno

79 6 4
                                    

Tic toc...tic toc...dulce melodía que me acompaña todos los días gracias a ese antiguo reloj cucú, ¿Qué horas son?...no lo sé, mi vista siempre ha sido mala de lejos, además como estoy ahora es un milagro que pueda ver un poco claro.

He perdido la noción de las fechas, pero no de las estaciones gracias a esa pequeña ventana que daba luz natural al cuarto, mi portal...mi pequeño escape de mi linda segunda prisión, porque la primera, desgraciadamente es mi cuerpo, mi delicado y sedado cuerpo.

El olor a talco, a un suave pero delicioso perfume de rosas siempre inundaba mi prisión, gracias a mí o eso intuyo puesto jamás he visto que él se ponga perfume, bueno...no lo necesita, tiene un aroma natural agradable, eso es bastante extraño, todo de él es atípico, hasta su carácter es raro llegando a ser ¿enfermizo?; si me preguntan ¿Qué tanto? Pues...Es muy excesivo con la limpieza ¿Quién en su sano juicio dobla su ropa sucia?, además, un cuarto perteneciente a un CHICO no debería tener maquillaje... ¿verdad?, tiene un maldito tocador con mucho maquillaje algo caro, pero otra vez...es gracias a mí y eso si puedo afirmarlo con todo el dolor de mi alma, oh! También tiene 5 repisas llenas de muñecas de porcelana vestidas de diferentes formas y una de tamaño real.

Desearía poder acostarme en aquella suave cama, que solo en las noches puedo disfrutar puesto que antes de que se vaya a trabajar me deja sentado en una mecedora de diseño antiguo, casi todo el día estoy sentado, justamente en dirección a un gran espejo movible de madera, donde podía verme perfectamente...detestaba esa situación, una vez con mi voz cansada le dije que volteara el espejo, él solo sonrió levemente y me pellizco mi mejilla diciendo:

"no lo haré, quiero que te ames y veas lo hermoso que eres" - ¡ahg! Si supiera que es todo lo contrario, me daba asco y vergüenza mi apariencia, es por eso que todos los días con todas mis fuerzas logro voltear mi cabeza para mirar a mi ventana.

En eso el reloj empieza con su show, saliendo ese lindo pajarito, cantando cucu~ cucu~

Oh! Esta es la quinceava vez que sale a cantar, entonces...él muy pronto vendrá, no quiero y a la vez sí, necesito ir al baño no quiero que se enoje conmigo como la última vez, por favor...alguien, quien sea, ayúdenme.

A lo lejos pude escuchar el sonido de unas llaves alborotadas, no por favor, ¡Vete! mierda...siempre llega cuando el sr. Cucú canta por dieciseisava vez; ahora solo se podían escuchar unos silbidos de una linda canción infantil interpretada por él, maldición, mi cuerpo empieza a temblar y por instinto tomo toda la energía que tenía para empezar a balancearme junto con la mecedora, pero mis intentos eran en vano y lo único que provoque es que me mirara al espejo y mis ojos se abrieran un poco más.

Puedo ver como tengo puesto un vestido de color azul que resaltaba mis ojos color esmeralda y combina perfectamente con mi cabellera azul aguamarina, oh valla, con razón estaba muy cómodo es un vestido algo pomposo, mi piel...cada día está más blanca, con razón ya no me pone polvo base en mi cara, solo me sigue aplicando ese rubor color carmesí algo remarcado, mis ojos están delineados de negro y mis labios pintados de color rosa pastel, ahora que lo menciono, recuerdo que dijo que ese color me quedaba muy bien.

¿Recuerdan que mencioné que tenía una muñeca de tamaño real?, bueno, esa muñeca soy yo, ahora saben que tan enfermo esta.

—Tengo una muñeca vestida de azul~ zapatitos blancos delantal de tul~ -cantaba infantilmente mientras entraba al cuarto, eso hacia estremecer mi cuerpo de miedo, tiene 27 años, pero si me lo pregunta aparente sus 25, puedo ver aquella dulce mirada de sus ojos color café miel con una chispa de emoción, cabellera corta café con reflejos dorados, aún recuerdo aquel puchero infantil que hizo cuando le comenté que su cabello tenia forma de medusa.

—Mi pequeña gema azul~ no sabes cuánto te extrañe — decía de manera energética mientras cerraba la puerta, veo como se acerca, desearía poder levantarme y darle un fuerte golpe en su estómago, pero una fuerte droga tiene mi cuerpo paralizado-

— ¿Por qué tiemblas? ¿aún me tienes miedo?, ¿Por qué?, Sabes que te amo mucho mi pequeño Jo-chan~ — decía acariciando levemente mi mejilla y después besa mi frente pero en eso...

—oh! Tus labios están despintados no no no –en eso va al tocador de estilo barroco para tomar un labial y con ello retocar con amabilidad mis labios-

—Listo~ ahora vuelves a estar perfecto~ hoy fue un día cansado, así que no te enojes por la comida que te daré ¿sí? —en eso mis ojos casi sin pizca de vida se cristalizan, veo como pone una expresión de tristeza y se arrodilla para recargar su cabeza en mis piernas—

— lo siento mucho Jo-chan, descuida, pronto estaremos juntos todo el tiempo~ te lo prometi ¿no? Judai Yuki siempre cumple sus promesas jejeje.

Desearía estar muerto, desearía que no me hubieras salvado, ¿Cuánto tiempo había pasado? no lo recuerdo, nunca imaginé que aquel chico que le apode de cariño Ju-chan, aquel chico que me salvó de una muerte segura, sería un enfermo mental, pero... ¿es contagioso o estoy perdiendo mi cordura? Porque, una parte de mi puede sentir su amor, su calidez, sus atenciones, algo que nunca he tenido o sentido en mi vida.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 11, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

AgalmatofiliaWhere stories live. Discover now