No llores por él

2 Semanas después de la ruptura.

Trato de dormir pero mi garganta quema, mi escasa saliva lastima al intentar pasar de la lengua a mi tranquea, me cuesta trabajo incluso el respirar.
Una opresión en mi pecho ligado a un dolor inexistente médicamente me sofocan.

Estoy seco después de llorar a mares, sollozo cada dos segundos mientras patéticamente lloro otra vez por él.

Vincent Riendeau es el imbécil canadiense al que vi teniendo un orgasmo provocado por mi "mejor amigo".

Perdí a dos personas amadas al mismo tiempo y cada ocasión que lo recuerdo muero lentamente por una bala que atraviesa sin concideración a mi corazón.

Solo quiero dejar de existir en el dolor y pasar al plano de mi fantasía, allá donde Vincent y yo somos felices, allá donde jamás me engaño, en mis pensamientos irreales y caóticos pero preciosos.

Poco a poco escucho a mi interior alejarse y dejarme en la oscuridad y el silencio.

-¡Maldita sea! - Gritó eufórico y molesto un chico al cual le derramé el café que segundos antes había comprado.

-¡Mierda, esto quema... Imbécil!- Reiteró aquel chico... Bastante molesto e incluso me intimida lo suficiente como para terminar hablando muy rápido.

-¡Perdón, perdón, de verdad lo siento... No sé cómo pasó... De verdad lo siento! - Dije avergonzado y sincero.

-¡Maldita sea, mi entrevista de trabajo es en menos de 30 minutos!
-No puedo presentarme hecho mierda.

-Aquél chico sube su brazo, cierra el puño y forma una escuadra con la fuerza e impulso para golpearme, lo sé, lo hará pero seguro será indoloro en mi estado emocional.
Sé que no puede ser de otra manera, cierro los ojos con fuerza esperando el impacto de su puño en mi rostro....