『Izuku』

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Izuku tenía miedo. El corazón le latía rápido, la cabeza le daba vueltas, y para rematar su malas suerte, se había olvidado trotar. Se suponía que debía trotar de ida y vuelta de su casa hasta la escuela con el objetivo de calentarse y desflojarse, pero lo olvidó por completo. ¿La razón? No quería ir al campo de juego y mucho menos pararse sobre la goma del montículo (aunque muy dentro quisiera).

Estaba oculto tras un árbol, mirando desde lejos a los chicos trotar alrededor del campo. Entre ellos, encontró a Kacchan que iba primero y presumiendo su liderazgo, casi en el medio trotaba Todoroki con la más relajada expresión, y al final, Kirishima que cada dos por tres se ponía a gritar a falta de aire.

El corazón se le subió a la garganta haciendo que le fuera difícil hablar. No podía hacerlo. Pero ya estaba ahí, había ido por algo, lo había hecho, sin embargo, no podía. Le dolía siquiera pensar en verse lanzando, mostrando que antes había jugado, que antes... solo calentó la banca.

Se decidió por marcharse e ir mañana a pedirle disculpas a Mirio. Y con ese pensamiento se fue y no adonde debería, más bien avanzó a la cueva del lobo. Su cabeza se quedó en blanco mientras se veía más cerca, ya podía observar la sonría de Mirio a los lejos, la cara de Kacchan endurecida y la sorpresa de los demás. Quería volver por su camino, correr lejos de todo lo que involucrara unas bolas, palos, guantes, todo aquello que ansiaba hacer desaparecer.

Ay, dios... Se quedó sin aire apenas estuvo frente a Mirio. La lengua se le enredó en la boca y parecía estar indispuesta a que hablara. Tal vez presintiendo que diría que no entraría al equipo, que no sabía jugar y que odiaba el béisbol. Esas iban a ser las mentiras que había estudiado antes, sin embargo no contó con que se quedara sin habla.

—¡Midoriya! —exclamó alegre, su grande y perlada sonrisa brillando. Lo rodeó por los hombros y prácticamente lo arrastró hacia la banca donde se encontraban los demás—. Pensé que no vendrías... ¡Qué bueno que estés aquí!

Él hubiera querido no hacerlo. La cara enardecida de Kacchan lo quemaba desde la lejanía. Se tragó un gemido de frustración y persiguió a Mirio hacia donde se hallaba el entrenador. Una vez delante del hombro, Izuku sintió que le faltaba amabilidad por cómo sus ojos se entornaron mostrando su descontento. El hombre el cabello negro desarreglado, barba de días, y los ojos abatidos, casi como si ya estuviera cansado del mismo mundo.

—Así que tú eres... —pronunció lentamente, como alguien que estaba inspeccionando una vasija vieja y fea—. Dice que no te gusta el béisbol.

Izuku iba a contestar que así era, pero no lo hizo, sólo tragó saliva y agachó la mirada. Los ojos del hombre le inculcaron miedo.

—Mirio, creo que me has traído a un miedoso —le dijo el hombre al más joven.

—¡Parece que lo es, pero no es así, entrenador! Usted vio el vídeo..., sus ojos..., el estilo con el cual lanza... ¡Usted lo vio!

Inconfundible Amor » TodoDeku ➳ BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora