Amo y Mascota [KrulxLestKarr]

Amo y Mascota

Ya habían pasado unas cuantas semanas desde que Krul y Lest habían comenzado a vivir juntos. Las peleas y bromas nunca cesaban, pero habían aprendido a conocerse más. Krul sabía que Lest Karr ejercía el control cuando era necesario y no se andaba con rodeos. Por lo que podía ver, todas las mañanas realizaba el papeleo de su reino y no salía muy seguido del mismo, como la mayoría de vampiros.

El tercero también pudo notar ciertas manías de la más baja, como que odiaba estar en lugares cerrados cuando la gente a su alrededor estornudaba o tosía. Así que generalmente se iba mientras cubría con su mano su nariz y boca. También todas las veces que iban a realizar misiones impuestas por Urd Geales fuera del reino, la pelirosa no podía evitar subirse al menos una vez al cordón de la vereda y hacer equilibrio entre la calle y esta, aunque ella nunca parecía darse cuenta y si se lo recriminaban seguramente lo negaría.

No había mucho que hacer, es decir, eran vampiros, pero Lest no podía negar que desde la llegada de Krul sus días eran más divertidos.

Algo que la mayoría de vampiros sabía, pero los terceros negaban, era el hecho de que los vampiros de Tercer rango por alguna razón no eran como el resto de vampiros nobles o progenitores. Era muy raro ver vampiros físicamente niños, pero ellos lo eran, a excepción de Gabel Parthe.

Al ser convertidos, todos los terceros con aspecto de niños (Asura, Krul y Lest) habían tenido ciertos "defectos" que otros vampiros no. Los vampiros normales podían resistir tanto altas como bajas temperaturas, pero ellos no. Krul y Asura eran más friolentos que a diferencia de un vampiro y hasta más que un humano común, mientras que Lest todo el tiempo tenía calor, y no podía soportar las altas temperaturas ni las normales. Cuando Asura murió, y Lest fue convertido en vampiro, al principio no les molestaba tener que cambiar el grado de calor de la calefacción a cada rato cuando les tocaba hacer misiones con el resto del Consejo Progenitor, porque se llevaban bien y podían soportar las acciones del contrario. A los demás vampiros no les importaba, porque podían regular la temperatura perfectamente, y esos pequeños cambios no les molestaba.

Pero desde "aquel" día en el que su amistad terminó, ya no podían soportar este tipo de situaciones. Krul solía bajar las escaleras del sótano vestida con varias capas de sueters y sumamente molesta, debido a que Lest nuevamente había bajado la calefacción. Mientras que Lest bajaba maldiciento la incompetencia de Krul al haberla subido de vuelta. Los insultos iban y venían, y los demás vampiros estaban muy confundidos, debido a que ellos solían llevarse demasiado bien.

Pero algo que realmente irritaba a los terceros, era el hecho de actuar inevitablemente infantiles al estar uno cerca del otro. Sus pupilas aumentaban levemente de tamaño al verse, como si de cierta forma despertaran por minutos el lado infantil del contrario acorde a su edad, haciendo que cualquiera que los viera realmente creyera que tenían la edad que aparentaban y no cientos de años más. Al igual que antes, al principio no les molestaba ya que apenas duraba minutos y su amistad valía más que la verguenza de actuar de aquella forma delante de otros vampiros, pero desde el día en que su amistad terminó no querían ni verse, apenas se producía el contacto visual rápidamente apartaban sus miradas y se dirigían a direcciones totalmente opuestas.

Cientos de años después Krul y Lest habían aprendido a controlar mejor estas "imperfecciones" pero esto no significaba que nunca sucedieran o que inconcientemente esos comportamientos salieran a la luz. Como justamente ahora.

-Ocho...Nueve... Diez... Lista o no aquí voy.- dijo un pequeño vampiro mientras recorría con su vista todo el parque.

Ambos estaban jugando a las escondidas, y al que le tocaba buscar ahora era a Lest.

¿Cómo llegaron a esta situación? Ninguno lo sabía.

Flashback-

Después de jugar a las cartas, al ajedrez y a las damas, decidieron ir al parque. Ambos estaban demasiado aburridos, y aunque Krul no tenía permitido salir del castillo a menos que sea para realizar misiones, el tercero no creyó que sucedería nada malo.