No convencional.

Capítulo 1.

-¡No esto no puede estar pasando!- grito desesperada.

Su cara de preocupación, era tentadora para mí. No quería reírme de ella, bueno me daba igual hacerlo. Pero me contuve las ganas de hacerlo.

-Solo hay pan dulce con pasas- dijo mi tía, mirando asqueada el paquete- Si solo hubiera uno con chispas de chocolate- Suspiro- Mi vida no sería tan complicada.

¡Genial, ay vamos! Si sigue así, va a comenzar a hablar sobre su fracaso como actriz. Pero al diablo sólo es un fracaso más. Yo vivo fracasando en todo y bueno... mírame ¡Soy tan patética que ya ni vergüenza tengo!

Me reí.

- ¿Te estás riendo de tu tía?

- No tía no me malinterprete- suspire- Que tu drama pan dulcesco. No da risa, para nada.

-Deja tu sarcasmo de lado. Que esto no tendría que estar pasando si tu madre hubiese venido ayer a hacer las compras- suspiro- Todo sería distinto.

-Y qué se yo- dije- yo no quería festejar nada- suspire- pero siempre me obligan a festejar todo.

-Vos nunca quieres hacer nada- me dijo y tomó el carrito dejándome sola con su hijo en brazos.

Todo el día van a reclamarme, seguro. Mi poco agradó en estas dichosas fiestas y también, el hecho de que nunca hago nada, más que comer, dormir y hacer del uno y del dos- pensé.

-Tu mamá está loca- dije afirmando lo que seguramente mi primo de 2 años pensaba. El solo se limitó a sonreír.

Seguí a mi tía y le dije.

-Tía linda de mi corazón. La tía que nunca se enoja - sonreí sarcástica- ¿Por qué no llevas un budín? Y seguimos comprando lo que nos falda.

-Vale, sigamos porque ya estoy cansada.

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Todo está comprado para la cena falsa de ésta noche. ¿No entiendo cómo a mis padres le puede gustar tanto festejar estás mierdas?

Yo (Que quede claro) NO amo festejar las fiestas o cualquier tipo de fiestas. No soy una fanática de todo lo cursi que puede llegar a ser la navidad o año nuevo. Pero quién sabe, quizás esté año nuevo sea distinto. Aunque, vamos tengo 17 años y odió tanto todas estas fiestas, que no creo que mejore cuando tenga 18 años.

Mi teléfono sonó y mofe, porque no recordaba en que parte de mi mugre de habitación estaba. Lo encontré en el cesto de la basura y lo tomé. Tequel un par de teclas y abrí el mensaje.

De: Emily, la perra más tierna.

Asunto: Holangas.

Hola cariño, hoy... ¿puedo ir a tu casa, después del médico? Te quiero muchis.

Emily.

No quería verla, no porque no la soporte. Si no, porque:

1. Tengo un humor de perros.

2. Me aburre mucho, estar sentada hablando sobre su vida amorosa.

3. a veces, YA NO LA SOPORTÓ.

Para: Emily, la perra más tierna.

Asunto: Hola.

Ok, ven. Sólo no traigas a ninguna de las taradas de tus nuevas amigas.

Esperó que no tengas malas noticias, porque hoy es 24 de diciembre y bueno, yo sé que ella ama festejar la fiesta como buena cristiana que es.

¡Joder! Mi sarcasmo aumenta notablemente en estas fiestas. Es como si esto me diera más razones para usar mi sarcasmo bendito.

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