Tras una dura noche, Fernando se despertó sobresaltado. Parecía haber tenido una pesadilla.
Se quedó un rato mirándome, después se levantó y fue a por un café.
Cuando llegó, había un médico examinándome. Se acercó a Fernando y comenzaron a hablar.
—¿Como está? ¿Ha progresado? —Preguntó nervioso.
— Fernando, quiero ser sincero, Ana ha mejorado, es cierto, sin embargo continuamos sin saber si despertará o no. —Dijo él médico, mientras Fer agachaba la cabeza. —Lo siento.
Fernando se sentía impotente. Se veía a kilómetros y lo peor es que era por mi culpa... Tenía que despertar, pero... ¿Cómo? No sabía que hacer. Intenté moverme, pero ninguna parte de mi cuerpo respondía.
Sentí una mano bastante fría posada encima de la mía. Sus finos dedos resbalaban entre los míos hasta quedar unidos. Empezó a dibujar círculos con el pulgar sobre ella. Sin ni siquiera darme cuenta, apreté su palma contra la mía. Mientras a él se le escapaba una pequeña sonrisa.
Me di cuenta de algo, yo reaccionaba en cuanto le sentía, en cuanto me acariciaba, le respondía, si me decía algo bonito, le sonreía. Era él, él conseguía que despertara por un momento y me sintiese viva.
— Ana, se que despertarás, y cuando lo hagas seremos muy felices y nadie podrá impedirnoslo, ni siquiera Ivan. —Dijo esperanzado, mientras se tumbaba a mi lado.
Desde que me ingresaron, Fernando no había vuelto a ir al instituto. No se como convencería a sus padres.
Entró por la puerta mi padre.
— ¿Cómo se encuentra? —Preguntó mi padre, al tiempo que Fernando se ponía en pie.
— De vez en cuando reacciona y el doctor dice que mejora, pero no sabe si despertará o no. —Respondió Fer.
— Fernando ¿puedo pedirte un favor? —Éste asintió. — Cuidala, tengo que trabajar y no creo que llegue para poder verla una última vez antes de que concluya el dia.
— No se preocupe, lo haré. —Dijo Fernando seguro, mientras mi padre salía por la puerta.
Momento después, oí un estruendo, una alarma comenzó a pitar y empezaron a entrar doctores en la habitación.
Era yo, me estába muriendo, más si cabe.
Un doctor me puso las palas sobre mi pecho y comenzó a recorrerme una descarga eléctrica por todo el cuerpo.
Hicieron eso dos veces más, hasta que conseguieron estabilizarme.
Fernando no paró de agarrarme la mano en todo momento, me miraba con pena y con rabia al mísmo tiempo.
Entraron corriendo Rose y Lucía.
— Fer, ¿está bien? —Gritó Rose con nerviosismo.
— La han conseguido estabilizar, sin embargo no parece que vaya a despertar. —Agachó la cabeza.
— Eh, Fer, seguro que se pone bien, es fuerte, ¿recuerdas? —Intentó animarlo Lucía
— Oye, que positiva te has vuelto de repente ¿no? —Dijo Rose provocando una pequeña sonrisa en ambos.
Lucía era una persona bastante negativa, se solía poner en lo peor, eso si, era una gran persona.
Los tres intentaron animarse entre ellos, hasta el punto de que Rose llegó a contar un chiste.
— Eh chicos, ¿qué le dice una morsa a otra? —Preguntaba Rose ilusionada.
—¿Qué? —Dijo Fer.
— ¿Almorsamos? —Soltaron una pequeña carcajada, más de pena que de gracia.
Finalmente Rose y Lucía se fueron y Fer, como era costumbre, se quedó a mi lado.
Se sentó a un lado de la cama mientras me miraba.
— Y pensar que fuiste tu quien me hizo creer en el amor. —Decía a la vez que depositaba un beso en mi frente y agachaba la cabeza de nuevo.
— A mi me ha pasado lo mísmo contigo. —Hablé. ¡Había despertado, estába despierta, estába viva!
A Fernando se le iluminaron los ojos y vi como se abalanzaba sobre mi, quedando encima mia, acariciandome la mejilla con la mano izquierda y con una gran sonrisa.
Su mano se deslizó hasta mi cuello, mientras sus dedos derechos se posaban en mi otra mejilla.
Se fue acercando lentamente hasta quedar nuestros labios unidos.
Por primera vez su boca se entreabrió y me bastó cerrar los ojos y dejarme llevar para comenzar a volar.
Su lengua apenas se apoyaba en mís dientes, sin embargo, de vez en cuando, sus dientes se apoyaban en mís labios, mordiendolos delicadamente.
Entonces mís manos buscaron su pelo, y mís dedos se hundieron en su cabello y aumenté la velocidad del beso.
Y parecíamos uno, parecía una sola saliva, y una sola persona. Y yo temblaba como un reflejo en el agua.
Parecía un juego, uno donde empezábamos a querernos.
Desgraciadamente se acabó, el beso, el juego seguía con cada miraba que se cruzaba entre nosotros.
![](https://img.wattpad.com/cover/22133601-288-k868471.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Sola ante el peligro... O no
Roman d'amourComo todas las grandes historias empiezan sin avisar y por casualidad, y esta no iba a ser menos. Yo soy Ana y esta es mi historia. Comienza un 7 de Septiembre, cuando nos mudamos a un pequeño barrio de Madrid llamado Vallecas, debido al trabajo d...