Capítulo 01

1.2K 100 54
                                    


Bueno, esta es otra de mis raras historias. Espero les guste x3

………………………………………………………
…………………………………………
………………………………

A la edad de 10 años, Pucca la pequeña princesa del reino de Sooga, perdió a sus padres por una terrible enfermedad. No obstante, en vez de sucumbir a la tristeza, la pequeña decidió que estudiaría mucho y algún día se convertiría en una gobernante que haría enorgullecerlos desde los cielos.

Un juramento que no tardó mucho en cumplir. A la edad de 18 años, la princesa Pucca sucedió al trono y se convirtió en la nueva gobernante del reino de Sooga.

Gracias al estudio aprendido tras los años y con la ayuda de sus consejeros reales Dumpling, Linguini y Ho, que la han criado y educado tras fallecer los anteriores reyes, Sooga próspero pacíficamente y Pucca ahora conocida como la Reina, se convirtió en alguien muy querida y amada por su pueblo.

No obstante, aunque jamás tuvo arrepentimientos de perder su niñez con tal de convertirse en una buena gobernante, sentía tristeza al jamás haber experimentado el amor que una mujer siente por un hombre. Por ende, con la aprobación de sus consejeros, decreto una orden real que hizo estremecer a todos los hombres dentro de su reino.

"No me importa tu estatus, si deseas robar mi corazón, ven al castillo y prueba tu suerte"

—Whooaaaaa!!!! —Tras saber de esto, todos los hombres, exceptuando los casados, se emocionaron mucho al saber que su querida reina buscaba un consorte real. Ya que Pucca no sólo era justa y con gran sabiduría, también era un mujer increíblemente hermosa.

Por este motivo, para el día citado todos se pusieron sus mejores prendas y practicaron exhaustivamente sus técnicas de seducción para lograr que la reina caiga rendida ante ellos.

—Whuaahh!! —Lamentablemente con cada pretendiente que entraba a la sala, era despedido inmediatamente de una patada.

—Hah~ Que desesperante! —Al juzgar a cada hombre, Pucca solo pudo suspirar decepciónada.

No se debía a sus técnicas de seducción. Hubo muchos aduladores con lengua de serpiente, que sabían perfectamente lo que una mujer quería escuchar para ser ruborizada. Como también hubo muchos cabeza de queso, cuyo único truco era quitarse la camisa y mostrar sus grandes músculos mientras hacían poses muy estrafalarias.

Pero la principal causa que fueran rechazados, fue porque en su mirada, Pucca pudo ver que detrás de sus intenciónes, lo único que yacía en su mirada era "codicia". La codicia de su reino.

Ciertamente la amaban, y no los culpaba por su avaricia. Es decir, ¿quien no se sentiría tentado al saber que podrían vivir cómodamente por el resto de sus vidas, si son elegidos como su consorte real? Pero Pucca no deseaba tener una relación cuya principal elección para elegirla fuera su estatus.

Deseaba que el único objetivo que tuvieran, fuera nada más que ella. Sin embargo, este anhelo parecía ser imposible. Más que nada por los nobles.

Pensó que no serían tan avariciosos como los hombres de la clase media baja. Que no tendrían necesidad de pensar en obtener más poder o riquezas, y que solo buscarían una dama con quien pasar el resto de su vida.

Pero no, a pesar de sus expresiones dulces y encantadora, los ojos de cada noble estaban manchados de codicia, al punto que los hacían ver en extremo repugnantes.

Ya que pertenecían a varias familias importantes, Pucca tuvo que rechazarlos amablemente, pero internamente les causaba tanto asco que no deseaba volver a dirigirles la palabra y más que nada, deseaba ella misma sacarlos a patadas, pero lamentablemente tuvo que contenerse y actuar con un porte real.

……………………………

—Aargh! [¿Realmente no hay nadie que me quiera por quien soy y no por lo que tengo?] —Al pasar cinco días, Pucca comenzaba a perder toda esperanza de encontrar a su hombre soñado.

Había perdido la cuenta de cuantos habían entrado a la sala, pero no importaba ya que todos eran iguales. Nadie la quería por quien era, solo buscaban el oro que tenía en los bolsillos.

—Mi reina! —Los tres consejeros, al ver a cuantos había rechazado, preguntaron desconcertados. —¿Ocurre algo? Lo entendemos si fueran solo los campesinos, pero hubo varios Señores feudales y Varones cerca de vuestra edad, que probaron ser capaces de ser su consorte ideal. ¿Podemos preguntar porque los rechazo? —Los tres tenían miradas confusas en tanto esperaban su respuesta.

—Ash! [¡No puede ser! ¿incluso ellos piensan en la riqueza y el prestigio? Grr!..Hombres!] —Ante la pregunta, Pucca suspiro irritada mientras masajeaba su frente.

Esperaba que el trío de hermanos que la criaron con mucho amor y afecto, comprendieran que aunque era indispensable, el oro y el poder no eran todo en la vida. Sin embargo, no podía esperar mucho de hombres que crecieron bajo la enseñanza contraria, por lo que no reprochó en el asunto. Simplemente se quedó callada sin decir nada.

—Oh! Hmm..! Disculpe mi reina. —Notando su expresión irritada, los consejeros supusieron que no deseaba hablar sobre el asunto, por lo que mostraron una reverencia y regresaron a sus asientos.

Fue al pasar esto que el proximo pretendiente hizo su entrada. —Buff! —Pucca resolplo, girando los ojos aburrida, ya que nuevamente sería otro que solo buscaba su fortuna. —Hah!..¿¡Pero que?! —No obstante, al instante de fijar su mirada en la puerta de entrada, se sobresalto de golpe al ver al hombre que entraba.

………………………………………………………
……………………………………………
………………………………

Enamorada de un mendigo. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora