La cafetería.

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Uno piensa que la vida es difícil, que todo lo malo le pasa solo a uno pero no se percatan que al final del túnel hay una luz y en algunos casos esa luz se presenta en forma de persona. 

Son cosas de la vida que a veces no comprendemos pero cuando abrimos los ojos, nos percatamos de que esa luz estaba en frente nuestro y era lo más hermoso que jamás hubiéramos visto sólo que en mi caso jamás pensé que me iba a sorprender con lo que dijo después. ¿Ustedes qué harían?

Todo comenzó el día en que salimos a tomar un helado

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Todo comenzó el día en que salimos a tomar un helado.

Hacía mucho tiempo que no disfruta de un día tan hermoso, mi vida nunca había sido sencilla. Fui abandonada por mis padres cuando apenas tenía un año, desde los quince había vivido en un orfanato hasta que lo conocí.

Desde que tenía doce, en el orfanato nos permitían salir a dar una vuelta para disfrutar de los días hermosos y después volvíamos al instituto pero en la quinta salida, tenía catorce, conocí a un chico muy lindo y muy dulce. Lo conocí cuando a nuestra niñera, como le decíamos a la mujer que nos cuidaba, se le ocurrió que saliéramos a tomar un helado en una pequeña cafetería.

Al ingresar al lugar nos separamos en tres grupos de cuatro chicas ya que las mesas no eran muy grandes. Todo se encontraba muy tranquilo, hablábamos de una despedida que deseábamos realizar a una de nuestra compañera, había tenido la suerte de ser adoptada por una familia muy cariñosa.

Después de unos minutos de haber ordenado nuestros pedidos, se acercó uno de los empleados para entregarlos. Al comienzo no le presté atención.

— Señorita — me llamó y lo miré. Supe, por alguna razón que hasta el día de hoy no comprendo, que él iba a cambiar mi mundo y tenía razón, lo hizo de la forma más hermosa que hubiera imaginado. Pensaran que es una locura pero él me hacia sentir diferente.

Era un chico alto de un metro noventa, delgado, tenía unos hermosos ojos verde y su cabello era corto y pelirrojo. Fue como un ángel para mí, no supe cuánto tiempo me lo quedé mirando.

— Usted había pedido un helado sabor limón ¿cierto? — me preguntó haciendo que saliera de mi nube.

— S...sii — tartamude, era la primera vez que lo hacía por lo que intenté enfocarme en lo que me entregaba.

Ese día no pude sacármelo de la cabeza, nunca pensé que podría pasarme algo así, no me consideraba muy bonita que digamos. Era bajista, gordita, con anteojos, pelo corto y ojos verdes ¿Quién se interesaría en mí?

Esa pregunta no me podía dejar de atormenta cada vez que cerraba los ojos o pensaba en él.

Pasaron tres días antes de volver a verlo, en ese entonces había logrado olvidarme de él o por lo menos dejar de pensar en él.

Al llegar a la cafetería, al igual que la últimas vez con todas mis compañeras y la niñera, traté de no buscarlo ya que había decidido no prestarle atención. Sería una idiota si lo hacía, además, él sólo me había entregado mi pedido y yo lo había mirado como una boba.

¡Deseo Tu Corazón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora