Vacío abundante, frívolo e incesante. A veces dolor agudo, presente la mayor parte del día, intensificándose en la madruga.
En plena madrugada cuando el sueño es nulo para aquellos que tienen el alma angustiada. El vacío se instala en las entrañas, como un nudo que sube hacia la garganta, reclamando su territorio.
Y en plena ausencia, que es semejante a una comezon invisible. Aún en pleno abandono se presenta la corazonada de que volverá. Derrumbando todo rastro de felicidad.
El vacío que se creía ausente vuelve con mayor potencia, con intención de alzar muros de inseguridad y rejas de tristezas. Anidándose en el pecho como un agujero negro, absorbiendo recuerdos de alegría, como esa primera salida o la lluvia de meteoros desde tu balcón. Tragando todo, con paso firme y decidido.
Dejando dagas de filos amargos. Un rastro de decepciones.Lágrimas se derraman, la impotencia se inflama, con sabor a rencores de antaño.
Rencor acumulado nos nubla la vista, recolectando una imagen distorsionada de uno mismo, haciéndonos odiar todo lo que de nosotros provenga. Todo lo que somos.