Dicen que para ser alguien, hay que mentir, pero mentir para ser todo es indignante...
Ya es sábado, sábado por la tarde para ser más específico, en estos instantes me encuentro en la casa de alado, si la casa de Chiristia - ni yo sabía que era mi vecino - y desde ayer no me he podido olvidar de mí recuerdo pasajero; pero lo que me tiene más preocupado es por qué Christian y aquella chica lo conocen.
- ¿Qué haces tú aquí?- preguntó aquella chica la cual no se su nombre ni el por que está aquí, - te dije que ¿Qué haces aquí? - cruzo sus brazos.
- Estoy aquí desde las 8:30 a.m - lo decía mientras miró mi reloj.
- Eres idiota, te pregunté que haces aquí, no desde que hora estás aquí - seguía con sus brazos cruzados, y aún lleva su pijama - a caso, ¿No has escuchado lo que te pregunte?.
- Claro que te escuché.
- Entonces responde mi pregunta, ¿Qué haces aquí? - seguia con ese tono de voz tan autoritario.
Al momento de querer responder llega Christian, para hacerlo por mi.- Katerina, ¿Qué crees que haces? - la miró fijamente esperando una respuesta.
- Lo interrogó, ¿No ves?
- Katerina, él no tiene nada que responderte, Jen solo viene a hacer tarea.
- Bien - lo decía tan tranquila.
Salimos de la cocina para ir a la sala, para continuar con nuestro trabajo; el silencio que había fue Rompido por Christian.
- Katerina, no sé supone que saldrías con tus amigos.
- Si, se suponía, ahora ya no. Eder salí con su familia regresa como a las 7:00 o 8:00 p.m, Iván tiene entrenamiento y Dayana salió de la ciudad. - termino de decir para ir a la cocina por un plato de frutas, cuando regreso se sentó a lado de Christian.
- Pensé que estarías fuera, por eso lo invite a venir, hermana.- al terminar de decidir eso, Katerina el dio un fuerte golpe en su brazo.
Después de unas cuantas horas ya habíamos terminado el trabajo, no fue nada difícil pero la presencia de Katerina nos desconsentraba ya que cada vez que le llegaba un mensaje de una persona, gritaba como loca.
A punto de entrar a casa, escucho a mamá conversado por teléfono, no es que me guste hacerlo de hecho se me hace de muy mala educación pero, por dios lo que decía me hizo caer en cuenta que tiene que ver con aquellos documentos que encontré en mi habitación, espere a que termina de hablar, segundos después entre y me dirijo a mi habitación, tenía que encontrar aquellos documentos saber el porqué son tan importantes no solo para mamá sino también para papá; al encontrarlos solo me dedico a leer cada uno de ellos, no parezco entender nada aún no entiendo nada, todo esto es tan frustrante.
- Maldición, aún faltan una gran cantidad de documentos.
- Jen hijo, vamos a cenar. - sin más baje, ya sentado; quería preguntar sobre aquellos documentos pero no aún no, tal vez su importancia no era para mucho o quizás si, necesito averiguar más de ellos.
- Jen has visto unos documentos.
- ¿Qué clase de documentos?
- Son muy importantes.
- No - mentir si, tal vez esos documentos son los que tengo - ¿Qué tienen de importantes ?
- Solo son importantes.
Fue lo último que dijo hasta termina la cena, mamá volvió a llamar esta ves salió al jardín y yo tras ella tenía que saber de ello a como de lugar.
- No no los encuentro, si sé que él no se debe de enterar.- él..., acaso soy yo de quien habla - claro que se el riesgo que puede causar si se entera, pero tarde o temprano Jen se dará cuenta, sino es por nosotros será por su propia cuenta. - Si claro habla de mí, entonces es un secreto el cual yo no tengo que saber -.
Segundos después alguien toca el timbre, mamá sale a abrir y yo me encuentro sentado viendo un programa de historias de terror.- Jen - saluda Christian y su hermana quien venía de tras de el hablando con mamá.
- ¿Si?
- Yo tengo una fiesta así, que vine por ti para que vallas, no espero un no así vamos - sin poder decir nada te me encontraba cruzando la calle.
Al entrar veo a todos nuestros compañeros de la universidad, algunos de otras escuelas o tal vez amigos de los amigos de los amigos de Christian.
La fiesta tiene un gran ambiente, sin contar la cantidad de bebidas alcohólicas que tiene en todo el lugar, Christian baila y grita como si dependiera de eso, y en cambio su hermana ( si hoy apenas me entero que es su hermana) estos callada, sola en una esquina del jardín, dudo en ir con ella pero al ver a la persona que bien voy directo a Katerina.- Hola - digo mientras ambos vemos la luna.
- Hola - contesta con pocas ganas, realmente se ve triste a comparación con hace un par de minutos.
- Te encuentras bien.
- Realmente no te importa como estoy, solo lo haces por ser amable, o quizás te doy lastima a ver me así.
- suspiro - tienes razón, das lastima, te ves tan patética.
- No, no me veo soy patética - una lágrima recorrió su mejilla, suspiro y continuó- soy patética por estar a punto de llorar por un par de idiotas.
- No lo creo.
- Tú - me señalo- no sabes nada.
- Tal vez tienes razón o tal vez no.
Quedamos en silencio por unos cuantos segundos hasta que la chica que intenta coquetear conmigo se nos a cerca.
- Hola Jen - su voz era dulces y chillona, dirigió su mirada a Katerina - Hola ex cuñadita
- Lárgate - salió de la boca de Katerina antes de que yo dijera algo - no escuchaste lárgate, no sé por hablo con alguien como tú.
- Yo vengo por - interrumpió
- Por Jen. Si lo sé, pero querida él no quiere nada contigo sigues de ofrecida al igual como cuando estabas con mi hermano, das lastima, ahora vete antes que te vuelva a golpear.- y sin vas se fue; como es posible que de un momento a otro se sienta patética y al otro quiera golpear.
Tenía duda en pregunta sobre lo de ayer, de como es que conoce a esa persona - Katerina, sobre lo de ayer, la persona, ¿Como es que Christian y tú l@ conocen ?
- Lo mismo quiero saber yo. - sentenció
- Yo pregunté primero.
- No se trata de quien pregunto primero sino, de porque, te lo diré cuando tú me lo digas.
- No, quiero que me lo digas ahora - le exigió con una voz grave, con una mirada tan fría, necesito y quiero saber por qué rayos conocen a mi recuerdo.
- Tú apariencia de chico malo con pircing, y esa voz grave no me asustan, en más ni miedo te tengo.
- Quiero que me digas - le exigió gritando.
- No, no lo haré. Hasta que tú me digas
- No, maldición no voy a decirte nada. Acaso todos aquí tienen secretos.
- Claro todos tienen, acaso tú ¿No?
- Eso no te debe de importar - dije lo más frío posible.
- Bien. Por cierto adoro tú voz grave, y tú pircing el del lado derecho inferior de tu labio. - Y sin más se fue.
Era Cierto Katerina era la única que no se fue como las demás cuando me molestó, se quedó, al igual que mi recuerdo pasajero.
- Maldición, tengo que saber.
Sin más me fui, ahora sólo me encuentro en el partió de mi casa, son las 12:00 a.m. ya es costumbre estaré aquí a estas horas.
- Prometo que te encontraré, te lo prometo por la última noche en la que nos vimos...