Capítulo 5

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Patrick estaba sentado en un sillón mirando a la nada. No quería comer ni beber nada, solo dormía y hacía que lo ayudaran a sentarse en el sillón de su habitación a imaginarse que estaba en el barco atravesando el Támesis rumbo a un maravilloso viaje junto a Mark.

En ese momento, estaba solo en su casa de Londres. Gregory, su amigo de la infancia de él y de Mark había tenido que viajar junto a su tía Catalina urgente hace unos días a algún lugar que no se dio la molestia ni siquiera de preguntar. Su tía había ido a visitarlo el mismo día en que había recibido la terrible noticia y estuvo a su lado hasta que tuvieron que viajar, pero, él no tenía cabeza para nada, ni siquiera para responder a preguntas tontas de: "¿cómo te sientes?" O "¿por qué no comes?"

No, él solo necesitaba esperar la muerte.

Hank iba cada instante a mirarlo desde la puerta. Sabía que habían retirado todo objeto que pudiera significar un peligro para su integridad física. También había decidido sacar las cortinas en un intento de que la luz entrara y le diera un poco de ánimo, su ayuda de cama era un hombre honorable y muy leal. En ese momento, justo estaba en la puerta. Podía sentir que lo miraba desde ese lugar, pensando tal vez que debía quedarse haciendo guardia para que él no se quitara la vida.

¡Sorpresa! Él ya no tenía vida.

—Me han dicho que no quieres comer, amor mío —escuchó la voz gruesa de Mark nuevamente en su cabeza retándolo a que siguiera con vida.

¿Es que no sabía que solo deseaba estar con él? ¿Por qué seguía viniendo a atormentarlo con palabras que no ayudaban en nada?

—Mi amor, necesito que estés bien para poder hacer ese viaje. Recuerda que el barco sale mañana a primera hora. No pensarás en perderlo... ¿verdad?

Un torrente de lágrimas bajaron por su mejilla demostrando así lo mucho que estaba sufriendo. El dolor de perder al ser amado era insoportable, peor si su alma venía una y otra vez por él.

—Le dije mi lord, está como ido —escuchó la voz preocupada de Hank hablar y una sensación extraña le recorrió el cuerpo—. Tal vez si insiste más mi lord...

—Sí, creo que necesito insistirle más. Por favor, Hank déjeme esto a mí. Le aseguro que lo sacaré de donde quiera que su mente haya ido.

Patrick escuchó unos pasos alejarse y después la puerta cerrarse. Solo exhaló su aliento y siguió con la mirada perdida, incapaz de darse cuenta de que el amor de su vida, había venido realmente por él.

Para llevárselo y estar juntos, tal y como él deseaba.

* * * * *

Mark estaba asustado.

Patrick estaba ido, tenía la mirada perdida y su piel estaba de un color pálido, sin brillo. Sus labios usualmente rojos y carnosos, estaban cuarteados y sin color. Sus ojos que eran de un hermoso verde azulado estaban casi nublados, vacíos y su hermosa cabellera parecía paja de establo.

—Mi amor, por el amor del señor santísimo, vuelve a mí. Aquí estoy, Patrick, estoy vivo y esperando a que reacciones.

Algo en los ojos de Patrick hizo que tuviera esperanzas de que su amado reaccionara por fin. Había estado ahí horas hablándole y hablándole, tenía miedo de tocarlo y solo se había arriesgado a rozar su hombro por un leve instante, pero vio que él se estremecía y por eso había decidido no volver a hacerlo; sin embargo, estaba muy asustado, necesitaba explicarle todo lo ocurrido y sacarlo del infierno que sabía debía estar.

Cuando llegó a la casa de Patrick y fue atendido por su ayuda de cama, este casi le da un infarto al ver que el hombre tras la capa de viaje gastada igual que la ropa que vestía era realmente el conde Takingdom. Le había tenido que explicar a grandes rasgos todo lo sucedido: el supuesto viaje apresurado a Londres, el accidente, fingir su muerte antes de tiempo. Tuvo que asegurarle que era mejor no poner en sobre aviso su condición de sobreviviente al accidente, por el bien de todos.

Amor míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora