Parapente
Ruido.
Ruido. Ruido. Ruido.
RUIDO.
Y emoción.
Adrenalina desbordante.
Agoney sólo podía escuchar el viento en los oídos y sus propias carcajadas.
Tocó tierra con un aullido de satisfacción y corrió sobre la tierra volcánica hasta frenarse.
— ¡EL MEJOR! —gritó hacia la izquierda, donde Raoul yacía tirado junto a su propio parapente— ¡El mejor que hemos hecho!
Resignado y con el pelo muy alborotado y más largo de lo que lo llevaba en la veintena, le miró y asintió.
Para Ago siempre era el mejor sitio en el que hacían parapente o ala delta o el nuevoinvento que hubiera descubierto para volar, pero tenía que admitir que habersaltado después de quince años al fin en Adeje había tenido algo especial.
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Catorce Rosas y Dos Espinas
RomanceUn paseo por distintos días de San Valentín para Raoul y Agoney escritos en drabbles de 122 palabras exactas.