Una Espina

305 36 0
                                    

Llanto

— Que no hace falta que hagamos nada.

— No, a ver, dices que "no hace falta", pero quieres. Pues vamos a cenar.

— Que no, Agoney, que no. No te va a dar tiempo y no te apetece. No tenemos plan, ya está.

— Joder, no es que no me apetezca es que...

— Que ya lo sé. Que no pasa nada, que es normal. No te lo recrimino.

— Vale... —aceptó Agoney, que tampoco quería discutir— pues voy a hacerme algo de cenar antes de salir con estos ¿quieres? ¿Unas tostadas?

— No, voy a ducharme y a ponerme el pijama...

A solas y frente al espejo, con la maquinilla encendida para que no se oyera, Raoul lloró de frustración.

En la cocina, Agoney también lo hizo.

Catorce Rosas y Dos EspinasWhere stories live. Discover now