-Parte final-

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~Años después~



Nam no quiero discutir por lo mismo, ya te dije que no quiero ninguna maldita fiesta - decía por enésima vez en el día un fastidiado Jimin-

Escucha bien enano amargado, hoy es tú cumpleaños, deberías al menos hacer una cena, siempre haces lo mismo, todos tus cumpleaños anteriores tampoco los quisiste festejar, qué es lo que pasó para que no quieras hacerlo? - el mayor miraba con lastima al de ojos café que se encontraba perdido en algún tipo de pensamiento triste ya que tenía cara de haber perdido a alguien-

Mira, simplemente no me apetece, ok? Sólo es un cumpleaños más, de seguro tengo muchos más- sonrió nada convincente para el moreno, quien suspiro frustrado, después de intentar convencerlo desde hace una semana atrás-

Está bien.. supongo que simplemente no puedo obligarte, pero recuerda que hoy cumples 20, no siempre se cumplen 20 y lo sabes- sonrió triste- me voy a casa de Hobi, seguro esta aburrido sin mi- sonrió esta vez maliciosamente, pero no tan evidente como para que el más bajo lo notará, el cual sólo sonrió recostándose en su sofá y elevó una mano en forma de despedida, mientras seguía perdido en su teléfono-

El día estaba pesado, de no ser por el aire acondicionado Jimin estaría frito, hacia tanto calor, que si rompías un huevo en el asfalto de seguro se cocinaba.

El joven se encontraba aburrido, si era cierto que hoy era su cumpleaños, pero no estaba ni una pizca de emocionado, al contrario, estaba totalmente triste, y la pregunta que le había hecho su amigo hace rato le había dejado pensando, y ahora se encontraba nuevamente perdido en su recuerdo, con los ojos fijos en algún lugar de la enorme ventana de su sala, recordó a ese pequeño minino que era su único amigo cuando era pequeño, ese que lo abandonó el día de su cumpleaños, si bien ahora tenía amigos, nada se comparaba a cuando era niño, cuando nadie quería acercársele , y el que lo hacia eventualmente se iba y lo dejaba, siempre fue un niño solitario, aquel gato era su único compañero para ese entonces, pero también se fue, aquello significó una herida tan profunda, que aquella noche luego de haber esperado por horas a su compañía gatuna y todas las noches siguientes, por varios meses, se dijo que ya no volvería a festejar su cumpleaños, aquello significaba nada más que una desgracia para él, y si, quizá parecía bastante exagerado, pero era un niño, y todo le pesaba mucho más antes, ahora parecía acarrear todo aquello, como un peso permanente en la mochila de su espalda.

Aún con todos los tristes recuerdos que rondaban en su mente, no lloro, creyó que ya había soltado demasiadas lágrimas durante los últimos años e incluso esa misma mañana al despertar y soñar con su amigo imaginario, ese de ojos gatunos que jamás volvió a ver.

En vez de irse a acostar en su cama a llorar fue a la ducha, se despojó de sus prendas y se recostó en la tina mientras esta se llenaba de agua tibia, recostó su cabeza en la fría porcelana y cerró sus ojos, pensaba quedarse allí y relajarse durante varias horas, y así lo hizo, una vez creyó suficiente su estadía allí salió, su cuerpo se sentía suave y arrugado a la vez, con el tiempo el agua se había enfriado. Se encontraba relajado, tomó su toalla y comenzó a secarse el cuerpo mientras se miraba al espejo, definitivamente le gustaba lo que veía, su cuerpo se había vuelto esbelto y musculoso en algunas partes, su rostro ahora estaba más fino, antes solía tener unos cachetes gorditos y esponjosos, pero aquello no le gustaba, tantas burlas por su aspecto le hicieron odiarse a sí mismo en la primaria, entonces decidió hacer un cambio, optando por ejercitarse diariamente y hacer dietas estrictas, nada era fácil, pero lo consiguió, y ahora se encontraba muy feliz con el resultado, pero ciertas veces volvía a caer en depresión, comía hasta no poder más y se lamentaba tanto el haberlo hecho, sin embargo al otro día recuperaba ánimos y se ejercitaba como si nada hubiese pasado, sabía que estaba mal, por lo cual intentaba mejorar su condición mental, su madre siempre le recordaba que una mente sana hacia que el cuerpo también lo esté, y tenía razón, llevaba varios meses yendo al psicólogo para poder estar bien, y desde entonces no había recurrido a atracos de comida, se había convencido de que así no era como se sentiría mejor, y mucho menos haciendo dietas estrictas, así que comía adecuadamente.

Night company《Yoonmin OneShot》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora