Tres;

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-¿Wu YiFan? ¿A dónde crees qué vas?- Preguntó la menuda mujer, cruzándo sus brazos a la altura de su pecho.

YiFan ahogo un chillido de sorpresa y susto por igual. La idea no era que su madre lo interceptara de ese modo. Había intentado ser silencioso y escabullirse como todo un experto. Llevaba ya logrando su cometido durante un mes entero. ¿Por qué está vez su madre le descubría?

-Mamá. Creí que estabas dormida aún.- Murmuró en tono bajo, girando lentamente para ver a la mujer. Aún llevanba puesto el pijama pero su rostro lucía muy despierto.

-Si no hubieras echo un lío en la cocina al tirar el sarten, si, posiblemente hubiera estado dormida.- Asintió su madre de acuerdo, recostado su cuerpo al respaldo del sillón.

-Lo siento.- Sonrió apenado.

-Pero ahora dime. ¿A dónde vas? Porque dejame recordarte que tus clases en la universidad dieron pausa, estas de vacaciones y tienes los viernes libres, no trabajas. ¿Por qué tan temprano te vas? ¿Algo que no me hallas dicho?- Interrogó, alzando una de sus delgadas cejas.

-Yo...quede de ir con ChanYeol.- Respondió luego de un par de minutos.

-¿A las ocho de la mañana?- Miro la hora en el reloj de pared que había allí en la sala. -Y te levantaste a las siete. ¿En que te has metido ahora?- Le miro ya dispuesta a regañarle sin saber.

YiFan bufo, pasando una de sus manos por su cabello. ¿Por qué su madre era así? Tenía ya 23 años, si, aún vivía con ella pero tenía que tener la libertad de irse sin ser interrogado o acusado.

-Si mamá. Mato gente y los viernes a la mañana son los días de delitos.- Soltó las palabras con poco humor.

-Wu YiFan.- El tono adoptado por su madre fue suave y dulce. YiFan se removió en su sitio ya comenzando a sentirse intimidado. -Dime ahora lo que sucede, de lo contrario...

-¿Qué? Soy mayor mamá. No me puedes prohibir o negar nada ya.- Le interrumpió ceñudo.

-¡Soy tu madre! Te puedo prohibir lo que se me de la gana.- Sentenció.

-¡Mamá! Ay, esto es absurdo. Me voy.- Se giro para abrir la puerta. Seguir en ese intento de discusión con su madre era obviamente una perdida de tiempo.

-¡Ya verás cuando regreses WuFan!- Gritoneo su madre antes de que el cerrara la puerta.

Sabía de ante mano que su madre ya se iba a olvidar de lo acontecido. Pese a ser una señora joven su memoria muchas veces se vio afectada, se desvíaba del tema con rapidez, era una mujer distraída. Pero era su madre y la amaba, era lo único que tenía.

Miro la hora en su reloj de mano y maldijo. Se había retrasado 10 minutos. Si perdía el bus no podría dar con aquel chico bonito que veía cada viernes desde hace ya más de tres meses. Y si, por muy acosador que se viera, no lo era.

Recordaba el primer día que se dio cuenta de que una parada luego de la suya, un chico delagdo, pequeño y de bonitos hoyuelos se tomaba el mismo bus que el. En si, lo había notado porque en la parada que debía bajarse (tres paradas antes de él llegar a la universidad) el vehículo no freno y tuvo que gritarle al conductor. Noto el violento sonrojo del muchachito y como bajaba prácticamente corriendo, por poco y había besado el suelo.

Era simple la verdad. Se interesó en el chico, era risueño, adorbale y amable. Pese a que sólo lo había visto. Cada viernes. Digamos que era absurdo el echo de comenzar a adorar los viernes solo por eso. Hasta sus amigos decían que era patético. Y puede que si, pero no importaba mucho.

YiFan no era tímido, por supuesto que no. Un descarado si, y de primera, pero acercarse y hablarle a ese muchachito, dios, no podía, el miedo lo invadía o puede que la atracción que sentía por el desconocido iba un poco más halla que un simple gusto.

Porque si era una mera atracción le hablaría, pero el gusto iba a más. La sonrisa, sus ojitos pequeños, su expresión adormilada, el como bufaba al recordar algo que seguro le molestaba. Todo lo que podía ver de ese chico le encantaba, el aceleraba el corazón, tan patético. Y aún así no creía que estaba enamorado, o no completamente.

-Voy a patearte. ¿Qué haces a las nueve y media de la mañana en mi casa?- ChanYeol no lucía muy feliz de verle. Y le entendía.

-Le dije a mi mamá que estaría de visita.- Respondió con un leve encogimiento de hombros, adentrándose a la casa como si fuera suya.

-Estamos en vacaciones, cambie mi libre para hoy dormir hasta tarde y estas aquí. Realmente quiero golpearte.- Lloriqueo el menor yendo tras su amigo luego de haber cerrado la puerta.

-Vete a dormir de nuevo, te despierto en unas horas más.- Aseguró lanzándose cómodamente sobre el largo y cómodo sillón de la sala de estar de su amigo.

-¿No vas a decirme?- Interrogó cruzándose de brazos.

Como YiFan le ignoro y se puso a ver televisión, ChanYeol se fue a su habitación. YiFan era como su hermano mayor y había confianza, luego le interrogaria hasta que le dijese que demonios le hizo ir tan temprano a su casa.

YiFan no le diría que había perdido la oportunidad de admirar a su chico de hoyuelos, aunque claro, no siempre se iban a poder cruzar, pero por alguna razón está vez le había dolido un poco.

También que era obvio que su chico con hoyuelos no se dio cuenta. Al fin y al cabo, YiFan era el único que sabía y notaba la existencia del otro. Por ende, no debía esperar más nada.

Pero ahora, tres meses más tarde la necesidad de hablar con el otro eran más intensas aunque le diese pánico siquiera dirigirle la palabra. Además, ¿qué le diría si ambos estaban en el bus? ¿Esa era su parada?

YiFan bufo, cambio de canal a uno donde estaban dando alguna película antigua y decidió dejar de pensar sobre aquel tema, por lo menos en ese momento. Así que se concentro en la película.

Cada viernes. {Kray} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora