Ella rota, él tímido; dos caminos opuestos pero no diferentes, él también está roto pero ella no lo sabe.
-------------------- Primera parte
Como todas las mañanas Alexa se alistaba para ir a la secundaria, ella no es igual que las otras chicas, no se esfuerza en arreglarse, se considera poco atractiva para los chicos, sufre de bullying. Sus compañeros le dicen todo tipo de apodos Hipopótamo, Vaca y muchos comentarios hirientes. Estas gorda, Te comiste toda la comida del mundo, Nos vas a dejar sin comida si sigues comiendo. Delante de ellos se deja ver como una chica a la que no le afecta lo que le dicen, pero la verdad es que cuando llega a su casa, se hace daño con cualquier cosa filosa que consiga y llora por horas, debajo de la lluvia artificial para que su madre no se dé cuenta.
-Hola mamá- saludó a su madre que se encontraba desayunando.
-Hola cariño-le dio un abrazo- ¿Qué quieres desayunar?-le preguntó.
No quiero comer estoy GORDA ¿No me vez?-eso era lo que ella quería decirle-Comeré una manzana, se me hace tarde, hasta luego-se despidó.
Empezó a caminar, no le gusta tomar el autobús, ya que siempre recibe miradas de desprecio y empiezan a murmurar “Ahí va la antisocial” “La inadaptada salió de su casa” las personas la juzgan sin saber la verdadera historia que la lleva hacer la Chica rara. Veinte minutos tarda todos los días para llegar, camina en silencio haciéndose las mismas preguntas ¿Por qué me juzgan sin conocerme? ¿Por qué soy tan débil? ¿Por qué tengo que ser la inadaptada? ¿Por qué yo? ¡Porque! Y termina sollozando el resto del camino.
Llegó cansada, se adentró a la edificación de tres pisos caminando con la cabeza gacha los pasillos para llegar a su respectivo lugar donde vería clases, se sentó en el último puesto de la última fila.
Le toca literatura, Ama esa materia, le gusta mucho leer y escribir, nunca ha sido buena interactuando con las personas, por eso se refugia en la escritura y el dibujo, escribir y dibujar son sus vías de escape cuando se siente encerrada y sola dentro de su alma oscura, como ella misma lo dice, ha creado unas historias fascinantes y unos dibujos alucinantes, su madre es la única que ha podido apreciar el don que tiene, la apoya incondicionalmente, aunque no sepa lo que le sucede a su hija en la escuela.
Sonó la campana y todos lo que se encontraban en el salón salieron rápido, ella prefería quedarse y leer un libro, pero en esta ocasión la profesora no la dejo.
-No te vas a quedar aquí, eres una alumna brillante, no dejes que las personas te hagan sentir menos, sal y toma aire fresco, te aseguro que te hará bien- sin decir más se fué dejándola sola.
Suspiró resignada tomo sus cosas y se dirigió al gran roble, quedaba un poco retirado del edificio, la mayoría del tiempo se encontraba sola, antes cada vez que ella podía iba allí, mucho antes de protegerse en su burbuja. Sacó su cuaderno y empezó hacer pequeños dibujos con frases, sintió que algo o mejor dicho alguien le tapo el sol, levanto su mirada para encontrarse con unos hermosos ojos verdes, se tomó la molestia de inspeccionarlo por una segundos; un chico de tez blanca muy blanca, cabello rojo y labios grandes, realmente lindo. Lo miró con el ceño fruncido-¿Quién es él y que querrá?- se preguntó.
-Hola-dijo el peli rojo, viendo el piso.
-¿Qué quieres?- dijo a la defensiva.
-Soy nuevo, me gustaría saber si puedo sentarme contigo ¿Puedo?- preguntó.
-Sientate, igual ya yo me iba- recogió sus cosas para irse.
-¿Por qué?- la tomo del brazo para que se detuviera.
