Prologo

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—¡Valentina! —grito a todo pulmón.

—¡Perdimos a Valentina! ¿!Carla estas ahí!?

—¡Carla tampoco contesta!

—¡No! —se repetía en su cabeza—. ¡No puede ser!

—¡Ya somos los últimos! —gritaba su amiga a su lado—. ¡Debemos retirarnos!

Pero su pensamiento era nublado, solo veía la guerra ante sus ojos, sus amigas yacían muertas ante su mirada envolviéndolas del fuego destructor que consumiría todo.

—¡Cri...! —su última amiga desaparece sin dejar señal.

Todo alrededor se desvanece, quedando solo entre el negro de la oscuridad, no podía ver más allá de sus propias manos, era como si esta oscuridad consumiera su cuerpo llevándoselo con ella.

Pero él no podía hacer ni un movimiento, únicamente lloraba devastado hincado en el suelo que ni siquiera podía divisar, la desesperación de no saber que hacer, el miedo de que la muerte se lo estaba llevando, la decepción de no poder salvar a las personas que más amaba.

Todas muertas.

Todas desvanecidas entre el éter de sus pensamientos, ¿Por qué confiaban en él? Se preguntaba a sí mismo una y otra vez, arrepintiéndose de no poder hacer nada para cambiar el curso de la guerra.

El curso de la vida de sus amigas, de su propia vida.

—No pude salvarlas —dice entre sollozos—. Me entrego al final.

—¡Cristo! —escucha a lo lejos.

Nuestro Final Está Escrito - La CaídaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora