• once •

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chupalo entonce.

El Matías fue mi primer pololo a los catorce años y a la Sofía siempre le gustó, siempre lo supe.

—Buena. —dije. Con una sonrisa falsa me fui a la cocina con mi mamá, el Teo me siguió.

—Es entera maricona... —susurró.— No los quiero tener acá tres meses.

—Yo tampoco. —dije. Mi mamá nos quedó mirando pero no dijo nada.

Escuché a mi papá decirles que se acomodaran en la pieza de invitados.

Duerman en el suelo feos culiaos, o mejor a fuera.

Mi mamá estaba haciendo el almuerzo y yo me fui a la pieza, mis amigas me llamaron por Skype.

—Holaa! —dijeron las tres al mismo tiempo.

—¿Al final quién era la visita? —preguntó la Vale comiendo yogur.

—Mi papá, mi prima y su pololo. —sonreí falsamente.

—¿Qué tiene de malo? —preguntó la Brenda notando mi sonrisa.

—Es que el mino fue mi primer pololo. —me reí.

—¿El Matías?! —gritó la Paz.

—Sí... —dije.— Menos mal estaba con audífonos chillona culiá. —se rió.

—Que maricona tu prima la verdad. —dijo la Vale. Las demás le dieron la razón.

Escuché que movían la manilla de mi puerta, entró el Matías y cerró, diciendo que me callara con el dedo.

—¿Que chucha? —me saqué los audífonos.

—¿Me extrañaste? —dijo poniéndose las manos en la cintura.

Admito que me dió risa, pero no lo demostré.

Escuché grititos de fondo en los audífonos.

—No. —respondí seca tecleando a las niñas por el chat de grupo en Skype.

"Ayuda."

—Sabí que sí. —dijo sentándose a mi lado, para así acariciarme la pierna y apretarla. Me paré de golpe.

—Sale. —le dije.

—¿Por qué? —me preguntó agarrándome de la cintura.— Si estai soltera.

—Pero tú no, fresco culiao. —dije enojada.— Ahora sale.

—Igual me extrañaste. —Se rió. —Volveré... —susurró y le cerré la puerta en la cara.

Me senté en mi cama y me puse los audífonos.

—Qué hizo?! —gritó la Brenda, las demás seguían gritando.

—Nada, quería hablar pero ya lo eché. —susurré.

—Ah noo! —gritó la Vale.— Aún lo dejai babeando.

flecháDonde viven las historias. Descúbrelo ahora