Capítulo 8

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Poché había entrado a la facultad con las piernas temblorosas y el semblante apagado. En una mano llevaba un termo con té de lavanda (recomendación de la mamá de Alba) y en la otra llevaba, o más bien la llevaba, Jean.

- Va a estar todo bien, yo te voy a acompañar todo el día y sabes que cualquier cosa que pase me puedes decir - el chico le dio un beso en la sien.

- Yo sé - María José esbozó una sonrisa que se esfumó enseguida - gracias.

La ansiedad de la peliazulada crecía cada vez que escuchaba voces susurrando detrás de ella. Si bien la fiesta no había sido multitudinaria, no era normal ver a una chica sacando a otra sobre su hombro como si la estuviera rescatando de un secuestro. Además todos habían bautizado a la colombiana como "Poshots" por su espléndida performance con el tequila.

- Poché, cariño - Jean le aplaudió para llamar su atención - voy rapidísimo al baño, espérame aquí.

La chica de pelo azul se sentó en una mesa vacía en lo que su amigo volvía del baño. Se llevó un susto cuando un desconocido medio conocido se sentó a su lado y la saludó.

- ¿Te conozco? - Poché trató de ser amable.

- Todavía no - el muchacho sonrió de forma muy carismática - me presento, soy Ernesto.

- María José - esbozó una sonrisa y estrechó la mano que el chico había estirado - amigo de Jean ¿Verdad?

- Sí, ¿te había hablado de mí? - Ernesto se veía confundido.

- Algo así - Poché mintió - bueno, da igual. ¿De dónde me conoces? ¿O solo te acercaste porque sí?

- Digamos que te conozco pero sin conocerte - el chico rió sin ser simpático - había intentado acercarme pero me daba un poquito de vergüenza.

- ¿Y en qué cambió tu nivel de vergüenza hoy? - Poché alzó una ceja y le dio un sorbo a su té.

- Eh, no sé - la miró nervioso - ¿Me aceptas que te invite un café?

- Bueno ... ¿no ves el termo en mi mano? Pero bueh, el café no se le niega ni al diablo - se carcajeó - compra otro más porque Jean viene para acá.

El chico sonrió y caminó hacia la cafetería. A los pocos segundos Jean regresó.

- ¿Vamos? - le extendió una mano.

- Vas a tener que esperar - rió bajito - tu amiguísimo Ernesto fue por café para los tres.

- Joder - se sentó y giró los ojos - te apuesto 5 euros a que te invita a un partido.

- No creo que sea tan cliché para sus cosas - María José encogió los hombros y estrechó la mano de su amigo - 5 euros en la mesa.

Continuaron hablando de diferentes temas hasta que Ernesto apareció con una bandeja y 3 vasos humeantes.

- Listo - los puso en la mesa - no sé cómo te gusta así que traje azúcar, endulzante y crema.

- Gracias - Poché tomó un sobre de endulzante y uno de crema.

- ¿Te gusta el fútbol? - Ernesto miró a la peliazulada y Jean tuvo que aguantarse la carcajada.

- En lo más mínimo, se me hace uno de los deportes más sobrevalorados que existe - la chica esbozó una sonrisa y le dio un trago a su vaso - ¿A ti te gusta?

- No mucho, prefiero otras cosas - rió nervioso - ¿A ti te gusta, Jean?

- Pues me da igual - el chico no dijo más.

La conversación fluyó, si es que se le puede decir así a un par de preguntas tontas, hasta que el celular de Poché empezó a sonar.

- Es mi novia - le sonrió a Ernesto, se puso de pie y se alejó.

VAS A QUEDARTE || CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora