Capítulo 3 : Una pequeña mentirilla

13 3 1
                                    

Un rayo fino de sol se asomó a mi ventana haciéndome despertar al chocar con mi rostro.

Me levanto con rareza, mi madre no me despertó eso es raro.

No lo pienso más y tomo una ducha, trato de vestirme rápidamente pero es una debilidad en mí, me visto con una falda de flores y un suéter guinda, unos botines y por supuesto una cartera que no puede faltar.

No lo pienso más y tomo una ducha, trato de vestirme rápidamente pero es una debilidad en mí, me visto con una falda de flores y un suéter guinda, unos botines y por supuesto una cartera que no puede faltar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me doy una rápida vista en el espejo antes de abrir la puerta, pero al hacerlo me encuentro con mi padre parado en el marco de la puerta.

- Esa falda está demasiado alta - me regaña yo me limito a rodar los ojos.

-¡Papá ya no soy una niña de 7 años! - replico

- Será mejor que te pongas otra cosa - dice cruzando los brazos

Gruñó.

Antes de que pueda contraatacar, nuestra "pelea" recibe un nuevo integrante, mi madre.

- Frank, Camille ya está demasiado mayor para decidir que ponerse y como defenderse - papá la mira pensativo - Además cumplirá 17 el próximo mes.

Vaya, tenía razón, cumpliría 17 dentro de un mes.

Amaba a mi madre, era como una amiga para mí.

- Está bien, ve - dice Papá no muy convencido - Pero recuerda, si veo un chico cerca de tí, lo atropellaré con mi auto.

Papá se va.

- Creí que el auto de Papá estaba en el mecánico - susurro a mi madre.

- Y así es - dice mirando los pasos de mi padre.

Bajo rápido y tomo desayuno igual de rápido, me arreglo un poco y tomo los libros para comenzar a salir.
No debí dejar la mochila en el casillero, estos libros pesan y el hecho de que sean solo dos libros no cambiaba nada.
Sí, definitivamente la fuerza también era mi debilidad.

Al salir de mi casa pude notar un camión de mudanza perteneciente a la familia que acababa de mudarse hace unos días frente a la mía.

Seguí mi camino, era largo y tenía que caminar rápido sino quería llegar tarde.

Luego de casi 20 minutos llegué, me dirigía hacia mi clase de Matemáticas cuando David llegó.
Caminó lo más rápido que pudo para alcanzar mi paso.
Ahora entendía porque él no estaba en el equipo de fútbol.

- ¡Hola! - dice mientras se posicionaba a mi lado - ¡Para llevar tacones, caminas rápido!

1. Son botines
2. Ni siquiera es taco 7
3. Solo estaba caminando

Hice caso omiso a lo que dijo, no me pondría a pelear por eso.

- ¡En fin, me dirijo a biología, luego hablamos! - y se fue para el lado opuesto al que yo me dirigía.

¿Te acuerdas de mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora