Capítulo 4 : Hola, otra vez

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Apreté mis puños lo más que pude, tiene suerte de que este fuera un lugar público sino ya lo hubiese matado.

– ¿Tú hiciste qué? – le lanzo una mirada asesina.

– ¿Estás molesta? – No idiota, así soy yo. Claro que estoy molesta y estoy apunto de cometer un asesinato.

– De verdad lo siento, ¿sí? – trata de acercarse a mí pero yo retrocedo .

– No es suficiente

Sin más que decir me doy vuelta sobre mis talones y empiezo a caminar, no esperaba a que él fuera tras mí y es por eso que camino lento.

Todavía tengo ciertas dudas sobre porqué lo hizo pero no quería escucharlo ahora porque aunque me diga lo que me diga no podrá cambiar nada.

Agricultura era la clase que continuaba y era hacia donde me dirigía.

Hice una pequeña parada junto a mi casillero e intercambié algunos libros.

Comencé a caminar pero el peso de los libros me impedían ir tan rápido como deseaba aún así seguí mi camino.

Pasaron unos chicos del equipo de fútbol chocando entre la gente y bastó eso para que hicieran que pierda el equilibrio y cayeran mis libros.

Me agaché levemente, llevaba falda y no quería hacerme notar.

– Malditos libros – susurré

– Los libros no tienen la culpa – levanté levemente la mirada para encontrarme con unos ojos azules muy familiares.

– Déjame ayudarte – dice el chico de los ojos azules nuevamente.

Se acercó a mí para ayudarme a recoger los libros que se habían caído por la maldi...

– Hey, no pienses mucho – abro la boca para decir algo pero no tenía nada que decir. – El tiempo se va cuando lo piensas demasiado.

Hubiese podido quedarme mirándolo todo el día pero no, tenía que ir a clase.

– Gracias por ayudarme – digo mientras me levanto

– Descuida ... – dice tratando de adivinar mi nombre.

– Camille – sonrío

– Cierto, Camille Evans – por un momento me quedé en shock, ¿Cómo sabía mi nombre? .
  
– No quiero que pienses mal o te asustes o algo parecido, nos conocimos en la mañana, ¿recuerdas, matemáticas? .

«El chico nuevo » pensé

– Sí, recuerdo, ¿Erick, cierto? – él asiente.

La campana toca una vez más avisando que faltan cinco minutos para que comiencen las clases otra vez.

– ¿Te diriges a agricultura, cierto? – asiento levemente – Yo también.

¿Que alguien por favor me explique qué está pasando? ¿Y cómo rayos sabe que...?
Los libros ...

Caminamos lento, la clase no queda muy lejos de aquí.
No hay tema de conversación y el silencio es el mejor método de escape que puede existir. 

– ¿Y qué tal tu primer día? – digo tratando de romper el hielo que se ha formado entre los dos.

– Bien, los profesores son muy jodidos pero después de eso todo bien.

– ¿Hiciste amigos nuevos? – paré de preguntar, me comenzaba a parecer a mi madre ¿qué mierdas estaba pasando?

Su risa llenó el vacío que se formó. ¡Dios mío, verlo reír era algo satisfactorio!  

¿Te acuerdas de mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora