ENCADENADOS (PARTE 1)

111 12 41
                                    

Alguien arrojo una bola de papel, voló por el aire y cayo en otro alguien. El profesor sostenía un libro y estaba distraído, aún que parecía fingir explicar a la clase la lección del día.

Sin importancia alguna, todos jugaban y hacían desastre en el salón.

Julian se había cansado de jugar con sus compañeros y hablar con algunos de sus amigos, así que decidió ponerse sus audífonos y con el celular en la mano busco en su lista de canciones.

—¡Pss! ¡Oye!—Julian volvió la vista y vio a Gerardo, uno de sus amigos, llamándolo—¿Puedo preguntarte sobre algo?

—Sí, puedes ¿qué paso?—Julian se quito los audífonos para escuchar mejor.

—Perdona si te molesto, pero es que ayer mi primo dice que te vio besándote con un tipo en una calle cerrada...¿eres gay?—. Eso había sido tan directo.

Julian sintió una punzada en alguna parte de su mente. De inmediato, un enojo enorme le surgió.

Al termino de la clase, Julian llego corriendo a su casa, aventó sus cosas en cuanto entro.

—Hola ¿cómo te fue?—le preguntó su hermana, Natasha. Él no contesto.

Vio que su hermano gemelo, Germanio, iba pasando por el pasillo que conducía de la habitación a la cocina, leyendo una revista, muy tranquilamente. Lo tomo con fuerza del suéter.

—¡Fuiste tu! ¡¿Verdad?!—muy molesto.

—¡¿De que hablas?!—Germanio trataba de zafarse. Enfadado por la agresividad.

—¡No te hagas! te besaste con un hombre en un callejón, un amigo te vio y por tu culpa piensan que fui yo.

—¡No me he besado con nadie! ¡lo juro!—Julian no sabia si creerle o no. Aun así, sostuvo a Germanio hasta su habitación. Entro estrepitosamente. Arrojo a su hermano al piso.

—¡Tú!—le grito a su otro hermano, Flavio.

—¿Yo qué?—Flavio caminaba por la habitación con el celular en la mano.

—¿Te besaste con un tipo en un callejón?—Flavio lo miro.

—No.

—¡Ya ves! si fuiste tu, idiota—volvió a tomar a su hermano del suelo y del cuello de la camisa mientras Flavio se acercaba a la puerta.

—¡Te lo juro!—suplico Germanio.

—¡¿Entonces quién?! ¡¿eh?!—Julian levanto la mirada.

Los tres hermanos volvieron la vista hacia el cuarto hermano, Alexis, quien leía un libro, color café oscuro, pacíficamente en su cama. Era imposible que fuera él. Bajo el libro cuando sintió sus miradas. Los observo seriamente, luego levanto un dedo y señalo cerca de la puerta. "¿Eh?" pensó Julian y justo en ese momento Flavio salio corriendo de la habitación.

Julian y Germanio lo siguieron para darle una paliza.

—¡Si eras tu, imbécil!—grataba Julian mientras lo correteaba.

—¡Por tu culpa casi me mata!—espeto Germanio, pisandole los talones a Julian. Flavio reía mientras lo perseguían.

Todo comenzó con dos personas que se amaban, un hombre, Gonzalo y una mujer, Estela. Ambos se enamoraron en un restaurante elegante. Él la miro y su belleza lo cautivo por completo. Ella esperaba en la mesa a un hombre que conocería esa noche en una cita a ciegas;  entristecida por no ver su llegada, tomo la copa y volvió a servirse vino de la botella. Él esperaba a su novia, con quien no llevaba una buena relación. Se acerco a Estela, le ofreció una mano, invitándola a bailar, ella levanto la vista y él le sonrió; ella pensó en que era muy apuesto, le devolvió la sonrisa. Él, con un Esmoquin, y ella, con un hermoso vestido de tirantes, escotado. Bailaron en esa noche especial. La noche en que ninguna de sus parejas con las que se habían citado, llegaron.

HEMOBIA - [Completa] - EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora