ATRAPADOS (PARTE 2)

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En la noche.

Los amigos de Julian y Alexis llegaron a una casa llena de gente. El relajo estaba ya hasta el tope, ¿qué se podía esperar en una fiesta de gente joven? entraron a la casa, todos gritaban, bailaban con la música muy alta, levantando en el aire sus bebidas. Alexis se pego a una pared, bajo la mirada. Los detalles sobraban y el ambiente lo decía todo, incluso aunque sólo uno lo imaginara.

—Hay que irnos de una vez—aviso un chico a uno de los amigos con los que había llegado Alexis.

—¿Ya todos están reunidos?—pregunto el "amigo" al chico, luego chiflo—¡bajenle a esa madre!, ¡escúchenme! ¡a llegado el momento!

Alexis vio una escalera y se aproximo a ella para subir y buscar un lugar en la casa en el cual refugiarse y así evitar involucrarse. En el trayecto había escuchado algo en lo que no deseaba formar parte. Un grupo iría a hacer lo que sea que fuesen a hacer y él otro se quedaría en la casa para continuar con su convivencia. Él tenia de dos: involucrase a la fuerza o quedarse en la casa, si había una tercera, era volver pero había perdido la ubicación con tantas vueltas que dieron. Si se quedaba en la casa tenia más oportunidad, también, de pedir un celular prestado para llamar a sus hermanos, Julian más que a nadie.

Una persona en la fiesta lo estaba observando desde lejos, reconocio su rostro y fue tras él.

Alexis vio que la puerta de una habitación se encontraba abierta, se asomo y al hacerlo alguien lo empujo hacia adentro de esta. Alexis se volvió.

—Hola, mi amor—¡era la ex novia de Julian!—sabia que ibas a venir—lo miraba de arriba abajo, con una sonrisa seductora. Puso el seguro a la puerta—no pensé que llegaría a ser tan fácil—se acerco a él, lentamente. Alexis fue alejándose de ella, muy asustado y alarmado al mismo tiempo. Se pego con algo. Voltio la mirada, había llegado a la esquina de una cama, volvió otra vez la vista hacia la chica pero esta lo empujo y Alexis cayo ahora sobre la cama—ya me di cuenta de que no estas siendo tu—le dijo y se encimo sobre él—yo se quien eres realmente—llevo las manos a su pantalón y le bajo la cremallera sin dejar de mirarlo—se lo que en realidad sientes por mi... y ahora yo voy a demostrarte lo que siento por ti.

Julian, Flavio y Germanio continuaron corriendo. La noche los había aplastado con su oscuridad. Entre momentos descansaban para después seguir retomando el camino.

—Ya estamos cerca—anuncio Julian—sólo faltan unas cuadras más—ya tenían todo planeado: se esconderían cerca de la casa para buscar con la mirada a Alexis, si no se encontraba ahí, Julian iría a buscarlo al lugar al que sus amigos tenían planeado ir desde un principio. El 'chiste' era que en cuanto lo vieran llamarlo para hacer el cambio con Julian, luego del cambio, Julian se despediría de sus amigos inventándose una excusa y así los cuatro regresarían a casa.

Mientras corrían en dirección al lugar, que ya podían vislumbrar a lo lejos. Germanio recordó lo que había pasado ese mismo día y decidió que seria buena idea compartirlo.

—Oigan—les llamo Germanio. Ellos volvieron la mirada pero no dejaron de correr.

—¿Qué paso?—pregunto Flavio.

—Tengo algo que contarles.

—Pues cuenta—dijo Julian, mirando hacia el frente.

—Hoy me sucedió algo muy extraño y casi me descubren—se detuvieron un momento, curiosos. Lo escucharon atentamente—no hay que dejar de correr, ya estamos cerca, les cuento mientras tanto—retomaron la marcha, sin dejar su curiosidad aún lado—hoy al salir de la escuela vi que Ulises estaba platicando con otro chico—otra vez se detuvieron, Flavio lo miro, parecía que no era el momento para decir las cosas pero ya había comenzado y ellos querían escuchar con la mayor atención posible, sobretodo Flavio.

—¿Y?—espeto Flavio, enojado o celoso.

—El chico con el que estaba hablando es compañero de Alexis en la escuela, al verme me llamo Alexis—Julian y Flavio se miraron preocupados—Ulises es amigo de este chico, él le corrigió y me presento como si fuera tu—dijo viendo a Flavio—el chico insistió pero yo le dije que me estaba confundiendo y al final me creyó—los tres se miraron, siguieron corriendo mientras continuaban hablando.

—¿Hasta ahí se quedo todo?—cuestiono Julian.

—Si, después de eso invente una excusa y me fui.

—¿Viste si Ulises sospecho algo?—pregunto Flavio.

—No, no lo se, creo que no.

Estaban sólo a diez metros de la casa, era el momento preciso para empezar a poner todo en marcha. Cuando sonó el celular de Julian. Pararon. Al mirar el celular Julian puso una mano en frente de sus hermanos para que se detuvieran pero ellos ya se habían detenido junto con él.

—Es Nati—dijo. Los tres se miraron preocupados, luego al celular. Julian respiro para tranquilizarse (por lo de la agitación al correr). Contesto la llamada:

—Bueno.

—¡¿Cómo que bueno?! ¡¿en donde andan?!—grito Natasha. Julian tenia que pensar rápido.

—En una cafetería, estábamos conversando a gusto y...

—¡Que cafetería ni un carajo! en la tarde no vi ni a uno de ustedes llegar a la casa, sabia que algo estaba mal pero tenia que irme a trabajar, ahora llego y me voy dando cuenta que ¡ni siquiera han llegado!

—¿Cómo sabes que no fuimos?

—Por que cuando llego encuentro siempre su desmadre por toda la casa, y ademas, te acabas de delatar—Julian tapo el celular.

—Es muy lista—le susurro a sus hermanos, ellos lo miraron con seriedad.

—Y tu muy pendejo—le susurro Flavio.

—Nati, perdonamos—volvió al celular—en serio lo sentimos pero ya vamos para allá, lo prometemos, estamos los cuatro juntos.

—Julian...—Natasha estaba furiosa—no te atrevas a colg...—Julian colgó.

—¡¿Estas estúpido o que haces?!—soltó Flavio. Germanio indignado volvió la vista hacia otra dirección—¡¿cómo te atreviste a colgar?!

—¡¿Qué esperabas que hiciera?!—Germanio tomo a Flavio del brazo y lo agito.

—Qué le dijeras...esperate wey—Flavio se dirigía a Germanio con la última frase quitándose la mano de encima pero Flavio ya había volteado hacia donde Germanio quería que viera.

—¿Esperate wey?—pregunto Julian, confundido. Germanio y Flavio apuntaron hacia el frente, Julian se volvió hacia donde apuntaban.

Alexis caminaba lentamente hacia ellos, tenia el cabello alborotado, la camisa abierta con un botón puesto en el que no era su lugar y la cremallera abajo con el pantalón algo chueco y desarreglado. Caminaba raro. Se acercaron a él corriendo. En cuanto estuvieron lo suficientemente cerca lo bombardearon con miles de preguntas: ¿Estas bien? ¿Te paso algo? ¿no te hicieron daño? pero Alexis no les hizo caso y se siguió con la mirada perdida como si nunca los hubiera visto.

HEMOBIA - [Completa] - EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora