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Y sin saber cómo, allí estaba Kit, delante de la puerta de la persona que volvía su mundo un desastre.

Sentía una mezcla de nervios, miedo, emoción, su corazón volvía a acelerarse.

Y como por arte de magia, la puerta de abrió, mostrando a un Jae con una media sonrisa.

-No.. sabía si vendrías -dijo el mayor desde el otro lado de la puerta.

-Y-yo tampoco -aquel torpe comentario provocó que una risita escapara de los  labios contrarios.

-¿Por qué no pasas? No muerdo -esas palabras dejaron inmovil a Kit, aahh, su corazón.

Entró a la habitación con timidez y la puerta se cerró tan pronto estuvo dentro. Era una habitación bastante más grande que la suya, muy ordenada,  como se esperaba de los representantes. Y lo mejor, olía a Jae. Kit fue envuelto por ese delicioso aroma que conocía tan bien.

No se había dado cuenta de que seguía allí parado de espaldas a la puerta, y para cuando quiso reaccionar, unas manos le abrazaban desde atras. Unos musculosos brazos envolvían su flaco cuerpo, acercándole contra su cuerpo.

Kit podía sentir el sonrojo en sus mejillas y el resto de su cuerpo arder.

-He visto cómo me miras todo el tiempo -su dulce voz resonó en su oído- siempre...me ha gustado esa cara de embobado que se te queda -su voz sonaba divertida. Kit se sentía muy avergonzado en ese momento.

Tan avergonzado que estuvo por salir corriendo cuando escuchó a alguien tocar la puerta. Pero solo aprovechó para escapar hacia el fondo de esta.

Jae se acercó a la puerta, con una expresión entre molesto y sorprendido, y la abrió unos centímetros.

-Jaeeeee, es genial que sigas despierto ¿no? -una sonriente chica se veía en frente de la puerta.

-A-ah, Lena, ¿qué haces aquí a estas horas? -El mayor estaba molesto pero no quería hacerselo notar a su... ¿amiga?

-Es que al volver del campamento tenemos examen... Y no entiendo nada~ -dijo con un puchero- me preguntaba si podrías ayudarme a... Estudiar.

-No es muy buen momento, es muy tarde Lena, vuelve a tu habitación y-

Fue interrumpido por esta, quien había conseguido abrir del todo la puerta -Vamoos~ se me da fatal, ni siquiera tengo el libr- -paró en seco al ver al menor de todos en la habitación.

La chica se quedó unos segundos dudando, parada en medio dd la puerta, intentando encontrar una explicación para que aquel... crio, estuviera en esa habitación. En esto Jae, sin saber muy bien qué hacer, coge el libro que supuestamente le falta a su amiga, aprovechando para acercarse a Kit, y se lo lanza.

-M-e lo puedes devolver mañana cuando estudiemos... Ahora ya te he dicho que... No es un buen momento -dijo esto último casi susurrando.

Lena salió de la habitación, cerrando la puerta lentamente, mirando al suelo. Y en el instante en que esta se cerró, el mayor aprovechó la corta distancia para empujar a Kit sobre la mesa, en un desesperado beso.

El menor estaba tan sorprendido que no opuso resistencia alguna. Tampoco se percató de cuando Jae puso sus manos por encima de su cabeza, aún agarrandolas. En ese momento la cabeza dd Kit era una completa explosión de emociones. Correspondía el beso lo mejor que podía, lo cual lo convirtió en, más que desesperado, uno apasionado.

Las manos del mayor se colaron bajo la ancha camisa de Kit, acariciando cada parte de su torso, mientras su lengua invadía la su boca. El menor mantenía los ojos cerrados, disfrutando de cada segundo, de cada tacto; temía que si los abría todo desapareciera, como en sus sueños.
La camisa de Kit desapareció. Sintió los labios de aquella persona que tango amaba deslizarse por su cuello, para despues bajar por su pecho en una hilera de besos y chupetones. Kit soltaba pequeños gemidos a cada uno. No supo en qué momento sus manos empezaron a arañar la espalda de Jae, pero no sabía que ese acto le provocaba un gran placer a este.
Sus manos jugaron con el pantalón del menor hasta lograr desabrocharlo, mientras mordía su, sorprendentemente marcado, abdomen, provocando gemidos por su parte. Le quitó el pantalón, para después quitarse el suyo junto a su camisa.
En ese momento, Kit pudo ver la erección del mayor. Esa...tremenda...erección... Y como estaba acostumbrado a ser tratado de pasivo, lo único que deseó hacer en ese momento fue metérsela en la boca. Lo hizo, sorprendiendo al contrario, y obligandolo a quedar debajo.
Kit movía su cabeza arriba y abajo, lamiendo cada parte que podía, provocando gemidos en Jae. Escuchar esos gemidos era lo que llevaba soñando toda su vida, y conseguirlo aumentó su excitación.
El mayor bajó sus manos de su cabeza, la cual daba vueltas por el placer, hasta la cabeza de Kit, indicándole el ritmo que debía seguir. El menor se dejó llevar, succionando y succionando con más fuerza. Hasta que sintió un líquido espeso en su boca, y un Jae jadeante. Cuando estaba por tragarlo Jae le atrajo hacía arriba y lo besó, provando los dos de aquel salado sabor.

-¿Te gusta? -preguntó jadeante el mayor- Sepo bien ¿verdad?

Kit asintió, con un leve sonrojo y bajando la mirada. No se podía creer lo que acababa de hacer, y mucho menos se esperaba lo que iba a suceder.

Jae levantó su barbilla y le besó. Sus respiraciones se entre cortaban, el mayor aún jadeaba y sentía sus humedos labios, condimentados del salado sudor, que envolvía cada parte de su cuerpo. Sus manos estaban su cintura y las del mayor tocando y recorriendo su cuerpo.

El beso parecía eterno. Obligó a Kit a tirarse hacía atrás, llevando consigo al mayor.
El eco de los besos que éste dejaba sobre el torso del menor era lo único que se escuchaba en ese momento; hasta que un inesperado gemido cortó el silencio. Kit acababa de ser penetrado por la persona con la que había soñado por años, la persona que amaba, por Jae. Y ese gemido era la prueba de cómo le acababa de entregar su virginidad.
El mayor se movía despacio, escuchando los quejidos que salían de la boca contraria, esperando. Estaba esperando. Le hacía gracia, verlo de esa manera, rendido ante él; le parecía muy tierno y le amaba.
Despues de unos minutos, los cuales Jae había ocupado besando la dulce boca de su menor para acallar sus gemidos, Kit empezó a mover sus caderas debajo del mayor, indicando que siguiera, que le hiciera suyo. Jae no le hizo esperar más y comenzó a embestir con más fuerza, tomando igual la erección de Kit y masturbandola.

A Kit le daba vueltas la cabeza. Su cuerpo estaba tenso. Sentía a Jae moviéndose dentro de él y sentía su erección ser tratada, ocasionandole una explosion de gemidos, cada vez más fuertes, más. Acabaron siendo gritos, silenciados por el mayor, jadeante.
De un momento a otro, Kit sintió cómo se corría sobre las manos de Jae, y cómo este llenaba su interior de una forma que se sentía totalmente excitante y satisfactoria. ¿Era aquello llamado clímax? Sí, sería eso, porque nunca había experimentado una sensación así.
Sus labios toparon con los otros, en un suave beso.

Respiraciones rápidas, jadeantes; cuerpos sudorosos, empapados en otros líquidos; miradas que se encuentran, sonrisas confidentes que delatan cualquier cosa. Para Kit eso era amor. Para Kit.. eso era el sueño que nunca imaginó vivir.

|·Sueño Cumplido·| - (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora