CAPITULO 19

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- Va a llover – me dijo. Levante la cabeza y mire al oscuro cielo.

- ¿Cómo lo sabes? – le pregunte. Él también miró hacia arriba.

- Huele a lluvia – dijo.

Respire profundamente y ese refrescante olor entró por mi nariz. Volví a mirarlo a los ojos. Se acercó más a mí y apoyó su cabeza sobre mi pecho. Yo solo acariciaba su pelo. Se seguía meciendo sobre la hamaca, con cuidado.

- Me haces tan bien – dije despacio.

Comenzó a llover. La fría lluvia comenzó a caer sobre nosotros. Se alejó de mí y me miró a los ojos. Sonreí y levante la cabeza para que las gotas mojaran mi rostro. Esta sensación era tan increíble.

- T/N – me llamó. Volví mi mirada a él

- ¿Si? – le dije suave.

- Quiero que me des algo – dijo.

- ¿Qué cosa? – pregunte.

- Comparte un beso conmigo – susurró.3

La lluvia se hizo más intensa. Estábamos completamente mojados. Él se seguía meciendo en la hamaca. Desde que lo vi, quise besarlo. Y ahora no puedo ni respirar. Sonreí levemente. Coloque uno de mis dedos sobre sus labios y los separe levemente. Todo mi cuerpo estaba temblando. No podría detenerme. Después de esto ya no habrá marcha atrás. Ya tiene mi corazón.

- Prométeme que nunca olvidaras este beso – le dije.

- Te lo prometo.

Sin seguir dando vueltas me acerque lentamente a su boca. Mi corazón, casi se salió de lugar cuando choque contra sus labios. Como si nunca hubiera besado a nadie en mi vida, me encontré totalmente perdida ante esto. No sabía que hacer. Su boca se empezó a mover, para darle señal a la mía. Con cuidado sus labios pasaban sobre los míos. Todo daba vueltas a mí alrededor. Se alejó dulcemente, para volver a acercarse. Nuestras lenguas se mezclaron en un suave baile. Y mi corazón, mi corazón iba a explotar. La lluvia seguía siendo fuerte. El sabor de sus labios, mezclado con la del agua salada, era el mismo cielo. Se puso de pie conmigo encima. Nuestras bocas no podían alejarse. Coloque mis piernas en el suelo, pero apenas pude tocarlo. Estaba entre sus fuertes brazos. Con cuidado me aleje de él. Necesitaba mirarlo a los ojos. Sonreí levemente. Levanto su mano y acaricio mi rostro. Cerré los ojos, ante el caliente contacto.

- Volvamos a casa – dije.

Asintió levemente. Tomó mi mano y comenzamos caminar debajo de la lluvia. Me gire a verlo y sonreí bobamente. Detuvo su paso y con un tirón me acerco a él para besarme. Mis piernas temblaron. Coloco una de sus manos en mi nuca para acercarme más a él. Jamás nadie me había besado de esta forma. Él era tan increíble, que de verdad no parecía que nunca besó a nadie. Me aleje de él para tomar aire, y al abrir mis ojos mire sorprendida a mí alrededor. Estábamos en la puerta de mi departamento. Lo mire bien. Sonrió abiertamente.

- Vas a enfermarte, preciosa. No quiero eso – dijo.

Tome las llaves y abrí. Totalmente descontrolada de mí, lo tome de la remera y lo acerque a mi boca. Con movimientos salvajes tome sus labios con los míos. ¡Dios, era una locura! Él no podía hacer esto, pero ya no hay marcha atrás.

- Oh, T/N – gimió levemente mi nombre.

Me aleje de sus labios y cerré la puerta detrás de nosotros. Me volví a acercar a él. Comencé a besar su mentón para bajar a su cuello. Su respiración iba en aumento al igual que mi cuerpo. Se alejó de mí y levemente me empujo contra la mesada de la sala. Se acercó más a mí y me alzo en ella, para volver a mis labios. Rodee su cuerpo con mis piernas, mientras que con mis manos acariciaba sus cabellos. Coloco sus manos en mis caderas y me pegó más a él. Gemí levemente. Lo empuje de mí para quitarle la remera. Lo mire detenidamente. Alcé una de mis manos y la apoye sobre su fuerte pecho. Su pecho se elevaba por la respiración pesada.

- Como te deseo – susurre agitada – Mariposas bailan en mi pecho, el calor no se dispersa, amor.

Baje mis dedos por su pecho. Provocando que su tostada piel se erizara bajo mi mano. Eso me hacía sentir poderosa. Sabía que tenía cierto poder sobre él. Pero siempre sabría al final del día, que él tenía todo el poder sobre mí.

- Te quiero besar de los pies, a la cabeza – le dije e incline mi cabeza para lamer su pecho.

Gimió roncamente. Envolví una de sus tetillas con mi lengua. Metió su mano entre mis cabellos y me acerco más a su pecho. Subí mi boca por su cuello, para morder levemente su oreja. Murmuró algo en otro idioma. Me aleje y lo mire a los ojos.

- ¿Qué has dicho? – le pregunte.

Sonrió levemente. Coloco su mano derecha sobre uno de mis pechos. Lo acaricio sobre la ropa, poniéndome tensa, haciendo que lo deseara más aún. Bajó por mi cintura, hasta el borde de mi camiseta. Metió su mano debajo. Mordí levemente mis labios. Se acercó de nuevo a mí y me volvió a besar. Su mano caliente, pasaba por mi cintura. Comenzó a murmurar algo que no entendía sobre mi boca. Algo pareció despertarse dentro de mí, era mucho más poderoso que el deseo. Se alejó y quito mi camiseta. Mis pechos estaban duros, tensos. Deseaban que él los saciara, tanto como yo.

- ¿Tienes miedo de mí? – me preguntó, mientras su mano subía por mi espalda.

- No, no tengo miedo de ti – le dije.

Sin ningún problema me alzo entre sus brazos y conmigo encima comenzó a caminar hacia la habitación. Besé suavemente sus labios, mientras sentía sus fuertes manos sobre mi trasero, sosteniéndome sobre él. Con una de mis piernas abrí la puerta de la habitación, entramos sin dejar de besarnos. Mi corazón latía rápido, iba a salirse de mí. Al fin pasaría, al fin sería mío. Solo mío. Cuando esto acabe, de verdad estaré en el infierno.

Where He Goes,Goes The FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora